Por ello, cuando una líder mundial como es SherylSandberg,COO (chiefoperatingofficer) del gigante Facebook, hace declaraciones al respecto como las que ha hecho recientemente, esto sí que es una muy buena noticia para los que venimos denunciando esta plaga machista desde hace tiempo.
Es importante transcribir sus palabras:“cada lugar de trabajo debe comenzar con principios claros, luego establecer políticas para apoyarlos. En primer lugar, desarrollaruna capacitación en el lugar de trabajo que establezca el estándar para un comportamiento respetuoso en el trabajo, para que las personas comprendan desde el principio lo que se espera de ellos. En segundo lugar, tratar todos los reclamos y las personas que los expresan, con seriedad, urgencia y respeto. En tercer lugar, crear un proceso de investigación que proteja a los empleados del estigma o la represalia. En cuarto lugar, seguir un proceso que se aplique de manera justa y coherente en todos los casos, tanto para las víctimas como para los acusados. Quinto, tomar una acción rápida y decisiva cuando ha ocurrido un acto incorrecto. Y en sexto lugar, dejar claro que todos los empleados tienen un papel que desempeñar para mantener los lugares de trabajo seguros y que los habilitadores y los que facilitan el acoso son cómplices cuando se quedan callados o miran para otro lado”.
¿Qué duda cabe que este flagelo tiene una capacidad destructiva psicológica? ¡Ninguna! Porque a su vez puede minar el ambiente de trabajo, lo que nos lleva al impacto psicosocial.
¿Por qué nos estamos preocupando tanto en las últimas semanas por esta plaga que es el ataque constante a la mujer en los ámbitos laborales? Justamente porque la actitud toca la fibra más íntima de las emociones, habida cuenta que las mujeres de por sí han sido siempre más vulnerables, ya que tuvieron que abrirse paso en una sociedad global machista, lo que se está evidenciando, por ejemplo, con las denuncias de actrices famosas de Hollywood, que en definitiva no deja de ser una industria y el epítome de lo que ha sido la cultura machista en las organizaciones en el siglo XX.
Ellas, finalmente no han podido callar y han pasado directamente a la denuncia. Simultáneamente empezaron a caer nombres de productores y actores famosos implicados en acosos y abusos.
Las emociones fuertes que implica el acoso a la mujer, no sólo perjudica a la víctima, sino que va un poco más allá de su vida, incidiendo en su entorno laboral y personal.
El silencio histórico por parte de muchísimas víctimas por temor a perder el trabajo ha sido la principal usina que ha dado energía a estos energúmenos, siempre con cargos directivos y con poder. De eso se trata: aprovecharse de la jerarquía para satisfacer estas conductas, que incluso aún hoy muchos hombres consideran casi normales, no más que una picardía que cometen con una compañera de trabajo o con una subordinada.
La posición de Sandberg nos parece ideal para mover y transformar la cultura corporativa hacia un escenario de compromiso entre todos, hombres y mujeres, para erradicar de lleno este tipo de conductas que tanto daño hacen a las mujeres. Pero también es de utilidad lo que propone, en cuanto a que las empresas investiguen y al mismo tiempo traten con carácter urgente este tipo de incidencias una vez presentada la denuncia, porque lo que no debe hacerse es que por el retardo en la acción la víctima sea estigmatizada.
También la velocidad de respuesta es importante, para evitar que se hagan juicios paralelos lo que significa juzgar antes de conocer los hechos como realmente han ocurrido.
Al igual que Sandberg es una líder empresarial de gran prestigio, la actriz Michelle Pfeiffertambién lo es en el panorama cinematográfico mundial, que recientemente ha hecho la siguiente declaración: “He tenido algunas experiencias y debo decir que desde que ha salido todo este tema del productor Harvey a la luz, no ha habido ninguna mujer con la que haya hablado que no haya tenido una experiencia de acoso. Y esto es lo que realmente nos muestra qué sistémico es el problema en Hollywood”.
Nos parece muy ilustrativo de parte de Pfeiffer el uso del vocablo “sistémico”, porque justamente algo que se venía haciendo por norma y sistema adquiere finalmente esa categoría que jamás debió haber tenido. Algo así como cuando coloquialmente se dice “si esto se viene haciendo así toda la vida”, como si en la cuestión del acoso y abuso de posiciones dominantes en los ámbitos laborales en contra de la mujer,podría ser justificado. Lamentablemente así ha ocurrido.
Lo que a continuación declara Pfeiffer es que últimamente está teniendo conversaciones con mujeres que en su ámbito conoce de toda la vida y que nunca antes habían discutido ni había salido el tema del acoso como ahora se está produciendo. ¿Les dominaba el miedo? ¿Sentían vergüenza de decirlo y menos aún denunciarlo?
Hasta el punto que cuando la actriz Rose McGowan reveló recientemente en Twitter que había sido violada por un jefe de estudio, no fue tanto una sorpresa como una confirmación, sino un ejemplo de cómo funciona el “sillón del casting”, circunstancias en las que se producían auténticos asaltos y acosos reales.
Las redes sociales han jugado un papel muy importante en esta cuestión del acoso a la mujer, pero cada día son más las declaraciones y denuncias que se hacen directamente en los medios de comunicación. ¿Por fin se ha perdido el miedo?Desde ya que sí…y es un dato muy positivo.
Hemos entrado en una fase del problema en el que directamente las mujeres responsabilizan a los hombres que les han infligido un daño, especialmente cuando ese abuso se hacía por unas reglas de juego sucio derivadas del poder que el hombre por posición jerárquica dominante ejercía sobre esas mujeres.
En realidad, mi posición personal es que me da asco…me repugna este tipo de hombres y espero contribuir con estas aportaciones a erradicar esta plaga de cobardes y en cierto sentido seres inferiores que no comprenden que el hombre y la mujer están en el mismo plano de importancia en cualquier sociedad abierta y moderna.