Un estudio revela que los fabricantes siguen dedicando mayores recursos publicitarios a los vehículos diesel y gasolina, lo que dificulta el despegue de los eléctricos.
Por muy bueno que sea un producto, el marketing será responsable, casi siempre, de gran parte de su éxito. Por eso, de nada sirve que los vehículos eléctricos sean el futuro, que sus prestaciones sean futuristas y asombrosas y que su técnica ofrezca cada vez mayor autonomía: si los fabricantes no los anuncian, y en su lugar siguen apostando en los medios por los vehículos tradicionales, los consumidores no darán el paso. Máxime cuando los coches eléctricos no tienen demasiados modelos en el mercado y su precio es bastante más elevado, en un mercado que no está lo suficientemente maduro como para convencer a nuevos usuarios de la necesidad de pasarse al coche eléctrico. Que es el futuro.
Según un estudio, los fabricantes parecen seguir apostando por los vehículos tradicionales, a juzgar por los esfuerzos publicitarios que demuestran: en 2015, Ford anunció hasta 4.750 veces modelos de gasolina o diesel, frente a 200 veces un modelo eléctrico. Nissan anunció hasta 3.500 veces coches tradicionales, frente a 1.700 veces los eléctricos. El caso de Mercedes es aún más significativo, ya que anunció 1.400 veces un Clase C de gas, pero ninguna vez un Clase B eléctrico.
A pesar de estos datos,
los consumidores apuestan progresivamente por los vehículos eléctricos. De hecho, las ventas han aumentado en Estados Unidos un tercio en 2016 respecto al año anterior. Llevan 14 meses consecutivos creciendo. Se calcula que en todo 2016 se han vendido
134.000 vehículos eléctricos en Estados Unidos. Sólo en noviembre, se vendieron 1,38 millones de vehículos tradicionales. Queda mucho por recorrer.