Michael Robinson fue presentado por el escritor y periodista Jesús Ruiz Mantilla como “el comentarista que mejor utiliza el español, siendo inglés”. Este título pronto fue desmentido por el propio Robinson, que se apresuró a asegurar que él inventa palabras sobre la marcha. Como aquella vez que quiso aplicar las reglas del castellano y definió un espacio como “minimísimo”.
El exfutbolista confesó que aprendió el castellano en los bares de Pamplona, ciudad a la que llegó en 1987 procedente de Inglaterra. El inglés nunca había oído hablar del Osasuna y no fue hasta que salió del primer entrenamiento cuando descubrió que el nombre del equipo no se correspondía con el de la ciudad.
Aquel futbolista que buscaba en un mapa, junto a su mujer, la ciudad de Osasuna, acabó provocando ríos de lágrimas de los camareros por las calles de la capital Navarra cuando anunció su retirada. Los bares se convirtieron en su auténtica academia de idiomas.
Desde entonces, Robinson es conocido por ser uno de los comentaristas estrella de la Liga. Subido a esa tribuna ha podido ver en qué se ha convertido el fútbol y se muestra bastante desencantado. “El fútbol no me produce el romanticismo de antaño”, asegura, sobre todo lo que rodea a un deporte que “estaba asociado a la clase obrera” y ahora “está siendo secuestrado”. Camisetas de fútbol a 110€ en la tienda oficial compiten con las de 25€ del top manta que se monta delante. Un padre, con sus niños, tiene que pagar 90€ por persona si quiere ver un Real Madrid-Osasuna. En su opinión, “se está exprimiendo el dinero de la gente”, que tampoco puede optar por ver el partido en televisión porque es de pago.
Muy lejos quedan los tiempos en los que su paga le permitía acudir a Anfield, el estadio de su amado Liverpool, a cantar el “You Never Walk Alone”. Un club que ya como jugador le enseñó a amar a la gente y a quererse a sí mismo para no tener que recurrir a las trampas. El mismo club en el que con solo leer el rótulo "This is Anfield" y escuchar el himno, el rival se sentía como “un cordero camino al matadero”. Algo a lo que él mismo confiesa que nunca se acostumbró y siempre se preguntaba si iba a estar a la altura. “Ellos me amaban y yo amaba a los que me amaban”, sentenció.
Sin embargo, en estos momentos aseguró que cada día es menos feliz en su trabajo y se mostró muy crítico con una prensa deportiva que convierte en noticia la ampolla que le ha salido a Cristiano Ronaldo, pero silencia a un campeón como el triatleta Javier Gómez Noya. “Los medios decimos que es libertad de expresión y lo que hacemos es lavar cerebros”, afirmó, contradiciendo a aquellos que aseguran que si se habla de Cristiano Ronaldo es porque vende. “No, es lo que vendemos nosotros”.
Michael Robinson siempre ha intentado contar las historias que le interesaban en un mundo que vive tanto de las audiencias como el de la televisión, algo que consiguió aunar en el exitoso programa de Canal+ “El Día Después”. Cuando la cadena retiró el espacio y le pusieron a presentar “Maracaná 06”, decidió rebelarse y solo apareció en el primer programa: “Maracaná era una estupidez: fútbol y bailarines”. El presentador aún estaba “lamiéndose las cicatrices” tras la desaparición de su programa fetiche para hacer algo que calificó de “mariconada imposible”. Finalmente tuvo la suerte de que le dejaran hacer un espacio hecho a su medida, en el que podía usar la pantalla para contar cuentos “no solo de los que ganan, sino también de los que participan”. Y así nació “Informe Robinson”, un espacio que nos acerca el deporte desde otro punto de vista y que le sirvió, tras la victoria de “la Roja” en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, para mostrar definitivamente a los españoles el amor que siente por nuestro país.