Las compañías de telecomunicaciones superarán su papel de intermediarios para convertirse en protagonistas de un sector que conocen como nadie.
Empezaron proporcionando conexiones telefónicas. Después se pasaron a Internet y a los móviles. Hoy, las telcos son compañías que no se limitan a llevar Internet o cobertura telefónica hasta un usuario: también gestionan contenidos, invierten en empresas digitales y lideran el mundo digital en algunos sectores en los que han conseguido hacerse fuertes. Ya no son empresas proveedoras de servicios: son plataformas globales.
La “auténtica revolución” que vivimos exige “replantearse la manera en que vemos el mundo”, explica Carlos Mira, presidente de Arthur D. Little. “El statu quo de las operadoras puede cambiar” debido a diversas amenazas (y oportunidades) en el sector, y la supervivencia de algunas de estas empresas dependerá de “su capacidad para formar parte de un ecosistema” que aporte “valor más allá de la conectividad” y salga “fuera de la empresa”, expuso durante su participación en el 30º Encuentro de Telecomunicaciones y Economía Digital, en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. Aunque Mira asume que la creación de un ecosistema no es algo fácil, recuerda que Apple, Microsoft, Alibaba o Google ya han adoptado este modelo, y cita el caso de Airbnb como una de las últimas en superar su papel inicial: ahora también ofrece a los propietarios que ofrecen sus casas en la plataforma la posibilidad de contratar servicios de gestión. Estos servicios los prestan empresas externas, algunas de ellas pequeñas start-ups, que se han integrado en Airbnb. De esta forma se produce un win-win (donde todos ganan), ya que las start-ups pueden potenciar su negocio de la mano de una gran empresa y Airbnb ofrece nuevos servicios que mejoran la experiencia de sus usuarios. El win-win es una de las claves que destaca Mira para crear un ecosistema, junto con la necesidad de estar dispuestos a evolucionar constantemente, a promover la transparencia y simplicidad y, sobre todo, a ganarse la confianza de los clientes y de las empresas colaboradoras.
Esta misma tesis es la que apoya José Luis Sancho, director de Accenture Digital para España, Portugal e Israel. “Por tamaño, las telcos pueden convertirse en plataformas globales”, explica, “con múltiples usos y servicios”, aunque primero deberán “mejorar sus experiencias de cliente”. Uno de los objetivos es buscar cómo llegar hasta los millennials, el grupo más codiciado en el entorno digital. Las telcos no ven con malos ojos la necesidad de convertirse en plataformas. De hecho, la mayoría de estas empresas ha reaccionado en los últimos años, lo que las ha convertido en hubs proveedores de servicios digitales que han logrado conquistar el mundo del entretenimiento. Ahora todas las telcos ofrecen servicios de televisión de pago y algunas incluyen en sus paquetes servicios como Netflix o Spotify. Algunos casos llegan más lejos: Telefónica tiene su propio canal de televisión, llamado #0, y ha conseguido posicionarlo como generalista enfocado al público joven. También es la propietaria de los derechos de emisión de varias competiciones deportivas, presta servicios de emisión a otros canales de televisión e incluso compró Tuenti cuando la red social triunfaba entre los jóvenes españoles con el objetivo de expandir la plataforma por Latinoamérica, aunque la llegada de Facebook en español y su consolidada internacionalización provocaron un progresivo abandono de Tuenti como red social: ahora es un teleoperador virtual para jóvenes.
Las telcos están bien situadas y saben cuál debe ser su nuevo papel. Pero tienen una queja: la regulación a la que están sometidas. En Santander, Antonio Coimbra, consejero delegado de Vodafone España, calificó de “aberración” la excesiva fiscalidad que grava las operaciones del sector y reclamó un entorno que permita el pleno desarrollo de la transformación digital. “Es preciso reorganizar y revisar la fiscalidad del sector de las telecomunicaciones en su conjunto”, reclamó Laurent Paillassot, consejero delegado de Orange España, quien aseguró que las telcos aportan 3.000 millones de euros en impuestos singulares y que están sometidas a 20 tasas diferentes, una “presión fiscal” que puede frenar el desarrollo de una España digital.
Otra queja que tienen es que esa regulación no se aplica por igual a las Over the Top (OTT), empresas que en muchas ocasiones prestan servicios de telecomunicaciones como ellas, pero son consideradas compañías tecnológicas. El reciente anuncio de la Unión Europea de blindar la neutralidad de la Red fue acogido por las telcos de forma positiva, pero
reclaman que el trato sea igual para todos los actores del mundo digital.