Europa se encuentra en medio de una transición digital que tropieza con la enorme influencia de la industria establecida y con una innata resistencia de los gobiernos a la pérdida de competencias y autoridad que conlleva la sociedad digital. El Índice de Digitalización de la Industria de McKinsey Global Institute muestra con elocuencia el retraso relativo de Europa. Según este reciente informe, la economía europea funciona tan solo a un 12% de su potencial digital, en comparación con el 18% de los EEUU. Además, existe una enorme variación: mientras que el Reino Unido está en el 17%, casi a la par que los EEUU, Alemania, la locomotora europea, está en el 10% y Francia en el 12%. En este contexto, la salida del Reino Unido de la UE sería una muy mala noticia para el futuro digital europeo. Además, la economía del continente se está digitalizando de forma muy desigual, con grandes sectores tradicionales que se quedan atrás y que frenan todos los intentos más liberalizadores. Los servicios profesionales, el comercio al por mayor y el sector inmobiliario, están retrasados. El déficit comercial digital asciende a casi el 5,6% del comercio total de servicios entre la UE y EEUU. Según el informe McKinsey, Europa podría añadir 2,5 billones de dólares para el PIB en 2025, impulsando decididamente la digitalización. Los gobiernos deben acelerar el mercado único digital, deben desbloquear las inversiones y abordar la formación digital en el mercado de trabajo.
España se encuentra en un elocuente contraste: por un lado, tiene una alta tasa de conectividad, el 77% de los hogares dispone de redes rápidas de banda ancha. Además, España está en cabeza en servicios públicos digitales. Tenemos un enorme problema de paro, con niveles muy bajos de competencias digitales entre la gente que aspira a un puesto de trabajo. La disfuncionalidad del mercado de trabajo español es dramática: la inmensa mayoría de los parados son inempleables desde el punto de vista de la demanda actual en la sociedad digital.
Según el último Índice de la Economía y la Sociedad Digital de la UE, España ocupa el puesto 15 entre los 28 estados miembros. Dinamarca, Holanda, Suecia y Finlandia se mantienen en las primeras posiciones. Según este índice (DESI, por sus siglas en inglés), casi la mitad de los europeos carece de conocimientos informáticos básicos. El 65% de los internautas europeos compra en línea, pero solo el 16% de las pymes venden por este medio. Hay que recordar que la inmensa mayoría de la economía española está formada por pymes.
Según otro índice, el IDE del Observatorio ADEI, las empresas españolas están ligeramente menos digitalizadas que las europeas y muy lejos de las ubicadas en el norte de Europa, pero las pymes están menos digitalizadas que la media.
Es interesante observar que España es uno de los tres países en los que las mujeres destacan sobre los hombres en cuanto a fluidez digital se refiere, según un análisis realizado por Accenture entre 2.500 hombres y 2.500 mujeres de 31 países diferentes. En 16 de los 31 países estudiados, las mujeres han alcanzado un nivel de formación más alto que los hombres.
El próximo Gobierno, sea el que sea, deberá abordar una reconversión profunda en las estructuras educativas y en el mercado de trabajo. Sin olvidar el mantra que repite Satya Nadella, primer ejecutivo de Microsoft: “móvil primero, nube primero”.