Los medios de comunicación tienen mucho que aprender de los gigantes de Internet. El prestigioso profesor y analista de medios Jeff Jarvis afirma en un ensayo que el error que están cometiendo los medios es seguir dirigiendo sus contenidos a la masa, en lugar de ofrecer a cada individuo un servicio personalizado como el que prestan Facebook o Google.
Frente a los que consideran que los medios de comunicación han muerto, él matiza que lo que ha muerto es un modelo de negocio basado en la “entrega en un solo sentido” de una “mercancía que llamamos contenido” a un “público al que servimos como una masa”. La Era Gutenberg ha llegado a su fin, y con ella se lleva la impresión de millones de ejemplares, la radiodifusión y, en definitiva, un modelo comercial cuya razón de ser es el volumen.
Lo que defiende Jarvis es una sociedad en la que los medios de comunicación sean un miembro más de la comunidad, a la que proporcionan todo tipo de informaciones para mejorar la vida de cada individuo. De esta forma, una compañía de noticias del siglo XXI sería una organización que presta un servicio en el que priman los contenidos valiosos y relevantes. Una empresa digital rentable que sea capaz de superar la nostalgia del pasado y abandonar la falsa creencia de que los medios tienen el monopolio de la información mientras que los enemigos son los gigantes de Internet que vienen a robarles su fuente de ingresos y su audiencia.
Los periodistas deben escuchar a cada comunidad para comprender cuáles son los problemas y objetivos que comparten sus miembros y aportar las herramientas necesarias para ayudarles. A la hora de crear nuevos productos y servicios, los equipos editoriales deben estar capacitados para “identificar una necesidad del cliente y construir un producto para satisfacerla”.
En cuanto a la financiación, la industria ya ha probado que los muros de pago y los contenidos patrocinados no han solucionado sus problemas, por lo que la apuesta de Jarvis pasa por fomentar la relación con el público mediante la celebración de eventos o el comercio electrónico. En su relación con las marcas, los medios deberían seguir esta línea y olvidar los formatos publicitarios tradicionales en favor de la promoción de productos que sirvan a las comunidades (incluso se pueden organizar excursiones a las fábricas o establecimientos).
Finalmente, Jarvis vuelve a recordarnos que los usuarios no vendrán directamente a nuestras webs, sino que nos encontrarán en cualquier plataforma. Pero no solo dependemos de Google o Facebook para que nos redirijan usuarios, sino también porque saben más acerca de nuestro público que nosotros mismos. La colaboración se impone. Porque “ninguno somos reyes. Somos meros servidores del público”.