La forma de conectar con el consumidor ha variado mucho el paso de los años; se han multiplicado los canales y plataformas de comunicación y el consumidor está sometido a un estímulo constante y excesivo. Se ha hecho más evidente la necesidad de buenas historias y contenidos potentes para captar su atención y de ahí el auge de técnicas que aportan un valor diferenciador y son capaces de establecer un vínculo emocional con el consumidor, como el storytelling.
Storytelling es “la técnica para contar historias que traslada los valores de una compañía, marca o producto y que conecta con su público objetivo”, según la Asociación de Empresas Consultoras en Relaciones Públicas y Comunicación (ADECEC).
El storytelling es consustancial a nuestra actividad de Relaciones Públicas, pero evoluciona hacia nuevos territorios y formatos y ha encontrado en las nuevas tecnologías un aliado para enriquecer la experiencia del consumidor. Se trata de un recurso cada vez más utilizado por las marcas para crear un gancho informativo o ángulo de interés bien para medios, consumidores u otras audiencias.
Pero antes de crear una historia debemos tener claro:
- Objetivo. Identificar el objetivo de la marca.
- Personalidad de marca. La historia debe reflejar la personalidad de marca y los valores a los que quiere asociarse, además de adaptarse a los gustos e intereses de su público objetivo.
- Estructura: Las historias deben seguir una estructura sencilla de planteamiento, nudo y desenlace aunque después haya diversas formas y medios para contarlas.
- Tipo de historia. Existen diversos tipos de historia (drama, aventura, intriga…) y tonos (humor, diversión, cotidiano…), pero lo importante es generar la conexión emocional y conseguir que el público se identifique.
- Sencillez y participación. Las historias deben ser fáciles de compartir y deben fomentar la participación e involucración del consumidor
- Enfoque multimedia y transmedia. Cada vez más, hay que llevarlas a otros canales para ofrecer una experiencia 360.
La saga Harry Potter, que durante años ha tenido enganchada a varias generaciones, es uno de los casos que mejor refleja el éxito de una historia bien contada y las oportunidades que se abren al plantear un storytelling transmedia.
Lo que nació siendo una historia infantil y juvenil en los primeros libros, cambió con la llegada de la cuarta entrega: Harry Potter y el Cáliz de Fuego (HP4). Su autora, J. K. Rowling, dio paso a una nueva época y apostó por acercar la narrativa a un público adulto con temas, tramas y personajes que compartían gustos y vivencias con su nueva audiencia.
En 2001 la historia del aprendiz de mago se llevó al cine por primera vez aunque no fue hasta 2005 con la 4ª película de la saga cuando se convirtió en un fenómeno también para los adultos, a lo que la autora comenzó a dirigir sus esfuerzos. Debido al éxito de ventas, las aventuras de Harry Potter se llevaron a otros canales para ofrecer una experiencia 360 y transmedia: no solo libros y cine, sino webs para fans, videos, foros, parques temáticos, convenciones y, por supuesto, también videojuegos orientados según los cánones de audiencia que marcan los libros.
Lo que garantiza el éxito de las historias es que sean auténticas, creíbles y que establezcan un vínculo emocional con la audiencia a la que se dirigen, lo que se produce cuando se conoce profundamente al consumidor y se cuenta una historia que roza su universo más cercano. A todos nos gustan las buenas historias y por ello los comunicadores hacemos del storytelling nuestro día a día.