La historia del liderazgo político y empresarial desde la Segunda Guerra Mundial, nos muestra que no son pocas las personalidades de las características de liderazgo que ostenta el Sr. Rajoy. Por ejemplo, Lee Iacocca, que a finales de los 70 asumió como presidente de la Chrysler Corporation, que estaba prácticamente en bancarrota y que en menos de cinco años logró que se pagasen todas las deudas. Su liderazgo fue del tipo de resistencia dura y tomar medidas absolutamente novedosas, como la co-optation, incorporando a los grupos críticos como sindicatos y banqueros, en el mismo consejo de administración. La dureza era plantar cara a los acreedores diciéndoles que ayudaran a Chrysler o se iría a la quiebra.
El Sr. Rajoy, ayer en un desayuno de prensa de Europa Press, ante la pregunta sobre si iba a ser el candidato a la presidencia del gobierno en las generales, pase lo que pase en las elecciones del 24-M, no sólo afirmaba que sí, sino que decía con rotundidad “sí…sí…yo quiero ser el candidato” y agregaba “y confíen en mí…que les irá bien”. Insiste el periodista en preguntarle si un mal resultado no abriría una reflexión, ante lo cual Rajoy de manera irónica responde: “hágame caso”. O sea una vez más, Rajoy aguantando y resistiendo. Quizás cabe la reflexión del Nobel de Literatura Camilo José Cela, cuando le dijo al entonces Príncipe de Asturias, en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias: “Paciencia Majestad...en España…el que resiste gana”.
No cabe duda que la imagen que transmite, por ejemplo, a sus homólogos europeos, es de normalidad y estabilidad, dos atributos muy valorados por la Europa del núcleo duro de Merkel, que se ponen muy nerviosos, por ejemplo, con las declaraciones de las del tipo del ministro de economía de Grecia, Yanis Varoufakis, que casualmente ayer ha sido reemplazado para seguir llevando las negociaciones con el Eurogrupo.
Las declaraciones histriónicas, por más que en el fondo lleven su parte de razón, no gustan a los que mandan en Bruselas. Existe en la Comisión Ejecutiva y en todas las instituciones que conforman la UE, una regla no escrita, en la que las declaraciones altisonantes no son del agrado de los líderes, sea de izquierdas o derechas, porque lo que prevalece en la política europea, son las propuestas y medidas que estén encaminadas al bien común y bienestar general de los europeos. Pero por sobre todo, la capacidad de negociación en condiciones normales. Sin sobresaltos.
Preocupa mucho más lo que piensen los mercados y el resto de naciones del orbe en cuanto a la seguridad jurídica, la estabilidad del euro y que existe un marco institucional que se basa en la gran estabilidad de sus órganos competentes. Merkel, Hollande, Rajoy y Cameron, a pesar de las críticas que pueden merecer sus políticas nacionales, son de cara al resto de países no europeos, la garantía de líderes que están sacando a la UE de una larga recesión económica y que en los peores momentos de la primera crisis griega, el euro se mantuvo y hoy está totalmente superada esta guerra.
Rajoy, desde la óptica del liderazgo europeo, es un líder que ha estado junto a sus socios espalda con espalda, aguantando porque había que aguantar. Cuando se ha visto desbordado por acontecimientos internos del país, especialmente el drama del paro, ha agradecido a los españoles el sacrifico y esfuerzo realizado.
Ahora, el Sr. Rajoy está dando a la ciudadanía un nuevo mensaje, como diciendo, que esa gran tarea de haber aguantado todo lo que la ciudadanía tuvo que aguantar, podría malograrse ante aventuras trasnochadas que justamente él no representa. Rajoy es el líder que resiste porque su resistencia se basa en las líneas de actuación que se están coordinando en Bruselas y que España está siendo representada más que dignamente por el ministro de economía de Guindos, que además es candidato firme al Eurogrupo.
Rajoy es un líder que separa los problemas internos de su partido que le han ido “moviendo el suelo”, pero que no han podido con él, de los que tiene como presidente del gobierno, a pesar de que es el menos valorado de los políticos españoles por la ciudadanía. Justamente es su liderazgo de resistencia –que es muy difícil de sostener y hay que tener un espíritu muy especial- el que le permite estar en los ámbitos de decisión europeos y en cualquier otro foro internacional, transmitiendo a los que lo ven y lo escuchan la sensación de normalidad política e institucional que España da a través de su persona.
Es verdad que hay nuevos y jóvenes valores políticos en el escenario nacional, pero todos y cada uno de ellos, tendrá que demostrar que al menos, la característica de la resistencia no es un valor absurdo en el liderazgo efectivo, sino el que conduce a cumplir con los objetivos propuestos. Probablemente el que gobierne, si no lo es el actual presidente Rajoy, tendrá que entenderse con Europa como lo está haciendo la España que preside el actual presidente del gobierno.