Justo enfrente del Hotel One Shot Recoletos 04, donde se inaugura mañana el primer cajero de España que permite tanto la adquisición como la venta de Bitcoin, está el edificio de la Fundación BBVA. Es el segundo banco del país. En el momento de máxima expansión de la burbuja inmobiliaria, siguiendo el ejemplo del Banco Santander, vendió todos sus activos inmobiliarios. Incluida la sede histórica en Bilbao.
¿Todos? No. Su cámara acorazada, la cueva de los secretos, el corazón de su riqueza, no. ¿Qué guarda allí? ¿Oro? ¿Diamantes? ¿Billetes amontonados hasta el techo? No: información. Es su data-center, situado en un polígono tecnológico cercano a la capital. No tiene distintivos del banco. Podría parecer un búnker. Pero son ordenadores lo que alberga. Mejor dicho, bits. Información. El dinero, hoy día, es en más de un 95% simplemente anotaciones contables en un ordenador. Todos los billetes y monedas que hay en el mundo suponen una parte mínima del dinero total que hay.
¿Qué lo diferencia entonces de Bitcoin? Primero, que Bitcoin está completamente descentralizado en una red distribuida por todo internet. Segundo, que no opera con deuda, sino con transacciones. No existe el pasivo en su sistema. Tampoco, por tanto, cobra ni paga intereses. Y que, como no tiene ese tres o cuatro por ciento de dinero en efectivo, no necesita una red de sucursales.
En cuarto lugar, Bitcoin es, a la vez, una red informática sostenida por un potente protocolo, una unidad para las transacciones dentro de ese sistema y un emisor de esas monedas. Además, el programa de Bitcoin es de código abierto, público (cualquier programador puede estudiarlo). Los bancos son de los pocos negocios que siguen usando el lenguaje de programación COBOL. Por supuesto, no comparten su software.
Pero ni Bitcoin es un banco ni estos lo van a percibir como un competidor. Su volatilidad no lo hace apto para mantener depósitos no especulativos. Uno de los desarrolladores del protocolo, Jaff Garzik, advertía: "Bitcoin es un experimento social: no pongáis todos vuestros ahorros ahí". Además, nadie va a ir tampoco a Bitcoin a pedir un crédito para montar un negocio ni solicitar una hipoteca. Y, probablemente, la mayoría de los que se han hecho ricos especulando con Bitcoin hayan metido lo ganado en un banco tradicional. Porque, aunque también ahí sean, al fin y al cabo, bits, hay unas siglas detrás que responden por ese dinero.