Durante su intervención en el Congreso Mundial de Periódicos de Turín del mes pasado, la presidenta de la Asociación de Periódicos de América, Caroline Little, habló sobre el estado actual de la industria estadounidense. David Boardman ha querido rebatir la visión extremadamente optimista de Little en un artículo publicado en “Poynter”.
Las cifras que presentó la presidenta señalaban que los ingresos totales para el negocio multiplataforma de los periódicos ascendió a más de 37.000 millones de dólares en 2013. Pero lo que no dijo, según Boardman, es que se han reducido un tercio en 7 años y continúan cayendo. Tampoco está de acuerdo con la afirmación de que el periódico en papel sigue llegando a más de la mitad de la población adulta de EE.UU., cuando el porcentaje de estadounidenses que leen habitualmente la edición impresa sigue descendiendo espectacularmente, rondando el 25%. Para Little, “llegar” a los lectores significa que en algún momento de la semana accedan a un ejemplar, pero a estas personas no se les puede considerar lectores habituales. Finalmente, mientras la presidenta aseguraba que esta audiencia no abandonará los periódicos impresos a corto plazo, Boardman considera que muy posiblemente solo queden pequeños grupos de población que los lean, ya que la edad media de los lectores diarios ha subido de los 55 a los 60 años en 18 meses. A este ritmo, en 2020 se convertirá en un producto que consuma la gente de la tercera edad.
A su juicio, no hay más que mirar alrededor para darse cuenta de que muy pocas personas leen periódicos en papel. “Seamos realistas. Un periódico que se imprime siete días a la semana es un enfermo terminal”, señala. El experto ha observado que un martes en Starbucks los portátiles y tabletas superan con creces al número de diarios. Pero un domingo por la mañana gente de todas las edades hojean algún ejemplar. La industria periodística lleva años confirmando que la experiencia de leer un periódico ese día es diferente, más íntima e invita a una lectura en profundidad. Para la mayoría de las compañías, su edición dominical representa más de la mitad de sus ingresos totales, tanto por la circulación como por la publicidad, llegando incluso al 60%.
Por lo tanto, Boardman aconseja a los editores que inviertan en un buen producto de fin de semana (sábado o domingo), con contenidos tan atractivos que puedan ser leídos durante varios días y cobrar un buen precio por ese pequeño placer. También que se reúnan con otros para consolidar operaciones de impresión que permitan reducir costes. Pero que no se aferren a la impresión, sino que inviertan sus recursos en crear productos sostenibles para las tecnologías emergentes, especialmente dispositivos móviles, ya que es el vehículo de más rápido crecimiento respecto al consumo de noticias, pero aún ni editores ni anunciantes parecen haberse dado cuenta. Por último, invita a las empresas a construir conexiones con su comunidad de lectores, los cuales no son valiosos por su dinero, sino por sus datos.