“The Guardian” ha dado voz durante una semana a jóvenes periodistas para que debatan sobre los temas que más les preocupan. En un manifiesto publicado en la web del diario, los jóvenes perfilan las características de su generación: viven su vida online, pero les preocupa no estar viviendo realmente. Sus líderes les fallan, pero les dicen que no hay alternativas. Su mundo está conectado, pero no son capaces de comunicarse. Y su gratificación es instantánea, pero no están satisfechos. Sin embargo, ellos creen que cuentan con recursos suficientes para salvar a su generación.
¿Cuáles son los temas que más les preocupan en torno a su profesión? El reto de saber cómo gestionar el patrimonio digital, la diversidad étnica en los medios de comunicación, la desesperación de darse cuenta de que a la hora de conseguir un trabajo, nada de lo que has hecho es lo suficientemente bueno, que la opinión de los jóvenes no esté siendo debidamente escuchada, la privacidad en la era de la información y la incapacidad para controlar quién tiene acceso a nuestra intimidad (todos nuestros datos están hoy en venta).
¿Cómo son sus medios de comunicación? Se puede conocer a toda una generación por el tipo de medios que ha creado. La “Generación Y” es la generación de Upworthy y BuzzFeed.
Upworthy ha sido definido como “un sitio que publica vídeos virales con titulares terribles”. Pero funciona. La web cuenta con un grupo de comisarios que se dedica a buscar vídeos en Internet que tengan una trascendencia para una audiencia joven. ¿Resultado? En dos años de vida registra 87 millones de visitantes únicos al mes, una cifra similar a un periódico con 200 años de historia como “The Guardian”. Sin duda, esta generación sigue acudiendo a los grandes medios para informarse, pero a su vez visita las webs que ofrecen contenidos visuales que pueda compartir en plataformas sociales.
BuzzFeed, por su parte, basa su éxito en crear contenidos virales. Sus cifras son inalcanzables: 130 millones de visitantes únicos mensuales, de los que el 75% llega desde Facebook, Twitter o Pinterest. Los lectores se convierten en editores: son las personas que deciden qué artículos o listas deben leer sus amigos.
En lugar de generar contenidos propios, se propagan los sitios de noticias que se hacen eco de lo que otra persona ha creado y los que su única intención es aumentar los ingresos publicitarios mediante la atracción de más y más lectores.
¿Nos dirigimos hacia una automatización del periodismo? “The Guardian” ha llevado a cabo pruebas con un programa informático conocido como “Guarbot” en las que aseguran que un robot puede redactar noticias sin necesidad de intervención de un ser humano. “Forbes.com” ya está utilizando una plataforma de inteligencia artificial para escribir sobre asuntos económicos y deportivos y “LA Times” para informar sobre terremotos.
Estamos ante una generación marcada por los avances tecnológicos y las nuevas formas de comunicación. Los jóvenes están más preparados que nunca, su capacidad creativa es alta y nunca han contado con más canales de difusión. Pero los nuevos medios han contribuido a la banalización de los contenidos, a la deshumanización del trabajo periodístico y a la pérdida de la privacidad cuando elevamos a la categoría de noticia cualquier hecho cotidiano sobre nuestra propia vida.