En las abundantes necrológicas publicadas tras su fallecimiento se ha dicho que Manu, excepcional consumidor y productor de papel, se perdió la revolución digital. No estoy nada seguro de eso. Había dicho: "Los de la galaxia Gutenberg debemos aprender en estos tiempos a ajustar el tiro(...) Hay que decir adiós a la narración escenográfica de los hechos, escudriñar allí donde los objetivos de la TV no llegan, describir antecedentes y consecuentes, atmósferas, ambientes secretos". Coño! Eso se parece mucho a algunas vanguardias del periodismo digital que quieren separar "the signal and the noise". En bastantes de sus 40 libros Manu lo intenta con pasión. Es todo lo que demanda T.S. Eliot como equipaje crucial para vivir. Ahora que él está a salvo de todos los ruidos en el seno de la tierra que da la verdadera felicidad, descansa en paz el periodista de todas las guerras, Manu Leguineche.