La salida al mercado de una obra siempre ha estado llena de incógnitas sobre si iba a lograr el éxito de ventas esperado. En la mayoría de ocasiones muchos títulos fracasan sin conocer los motivos. Hasta ahora. Internet ha introducido un nuevo elemento en esta ecuación que permite saber con exactitud cuál ha sido el comportamiento del lector frente a una obra: si llegó hasta el final, qué velocidad de lectura adoptó o qué tipo de relatos le interesaron más.
La llegada de una serie de start-ups dedicadas al análisis de los hábitos de lectura del público está ayudando a los autores a conocer cómo se aproxima éste a su obra. Estas empresas ofrecen la posibilidad al lector de abonarse a un servicio de tarifa plana mensual para acceder a una gran variedad de títulos. De esta forma, obtienen una serie de valiosos datos de los socios, informa “The New York Times”.
La plataforma de autopublicación de libros Smashwords acaba de firmar un acuerdo para poner 225.000 libros en Scribd, una biblioteca digital con un recién estrenado servicio de suscripción de lectura. Muchos de los libros de Smashwords ya están en Oyster, otra nueva start-up. A través de estos servicios, estas empresas están empezando a analizar datos sobre los lectores, de forma anónima recalcan, para que autores menos conocidos reciban una serie de informaciones que les permitan escribir libros mejores que lleguen a un público más amplio.
Algunas de las ideas recopiladas hasta ahora son que las novelas de misterio, cuanto más largas son, más posibilidades tienen de que los lectores se salten páginas para llegar rápido al final y ver cómo acaba. O que la gente termina más biografías que libros de negocios y sólo se leen un capítulo de un título sobre yoga. Las obras románticas y eróticas son las que leen más rápido y las que se dividen en capítulos cortos, de consumo rápido en pequeños dispositivos, tienen un 25% más de posibilidades de ser terminadas que cualquier otra.
Toda esta información sumada a la que pueda recopilarse a través de los fans de redes sociales como Pinterest, Facebook, Goodreads o Twitter, está ahí para ser utilizada. Algunos autores preferirán continuar con su proceso creativo sin influencias externas, mientras que varios agentes dudan de que los escritores se interesen por un servicio al que han calificado como un modelo de negocio insostenible.
Pero lo cierto es que parece que muchos autores sí creen que el estudio del comportamiento del lector frente a la obra tenga un enorme potencial. Además, las empresas realizan diferentes pagos al editor, según hasta donde lea el lector, considerándose una venta completa desde leer un 10% del libro en el caso de Oyster hasta más del 50% en el de Scribd. Ambas coinciden en que la respuesta ha sido buena, aunque no han hablado de cifras. El impacto del servicio que ofrece Amazon a los propietarios de Kindle ha sido menor por diferentes limitaciones que han introducido, aunque la compañía ya estaría ideando un plan mejor.
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