Kevin Daum afirma que el miedo puede ser un elemento paralizador, pero también un factor altamente motivante. “La cuestión es cómo transformar el miedo en éxito”.
Compartimos su punto de vista en cuanto a las conocidas dos posiciones, probablemente alguna de ellas soportada mejor por alguna de las escuelas psicológicas que aún hoy siguen compitiendo en este campo del conocimiento, como es el conductismo. Por eso dice que “hay gente que cree que el miedo es negativo, que produce parálisis o peor que esto, estimula acciones de tipo irracional”.
Obviamente esta posición ni la comparte Kevin Daum ni nosotros, ni la mayoría de los estudiosos de las organizaciones. Probablemente, este enfoque quede limitado únicamente a la esfera individual de la persona, pero que tampoco creemos que sea exacto en los tiempos que corren.
Estamos en cambio junto a Kevin Daum, en que si para la gran mayoría este efecto paralizante es verdad (en la esfera individual), los grandes líderes saben cómo controlar y gestionar sus dudas, sus miedos y usarlos de manera de obtener ventaja.
Nosotros creemos que la pregunta sería: ¿es esto posible? Hemos abordado reiteradamente en el tratamiento de la inteligencia emocional y el liderazgo, que la clave está en controlar las emociones, pero que en esencia éstas no tienen por qué ser negativas, excepto que se las descontrole, que se tomen decisiones en base a supuestos no fundados, o lo que es peor, a tópicos y prejuicios, cuando dichas acciones versan principalmente sobre personas.
El miedo, gran motivador
Kevin Daum siempre ha sido un gran narrador, más propio de la literatura a secas. Por eso llega con facilidad al meollo de los problemas con afirmaciones como: “Para mí, el miedo es un gran motivador. Me conduce o me lleva como si fuera un compañero de ruta, hacia mi pasión, ya que a uno le viene al cuerpo cierta excitación sobre las nuevas oportunidades y desafíos que el mismo miedo nos pone delante y a su vez nos motiva para ser diligentes y planificar como es debido”.
Sentimientos vs. Inteligencia
Cada vez que nos hemos referido en artículos anteriores a los factores motivadores, hemos descrito cuáles son los actores que concurren para que esto sea posible: ambiente distendido, transparencia y buena comunicación interna, lealtad y compromiso entre empleados y organización como un camino de doble dirección, pero fundamentalmente, un claro liderazgo que reconduzca la parte emocional que es el más alto componente de las personas, mucho más que el intelecto. Porque vivimos las experiencias a diario con los sentimientos en prevalencia sobre nuestra capacidad para que sean inteligibles. Esto es así por nuestra naturaleza humana.
Prioridad de nuestras acciones
Lógicamente, tendremos que tener en cuenta más que nunca cuáles son las prioridades de nuestras acciones, no perdiendo jamás de vista el objetivo por el cual estamos trabajando.
Kevin Daum dice que si por ejemplo, miramos nuestro entorno, en concreto el sector de mercado en el que actúa nuestra empresa, no es raro que uno pueda sentir cierto temor por las acciones del que consideramos un buen y duro competidor. En este punto Daum ha sido muy parco en palabras, pero está claro que el alcance de lo que dice, es que al mismo tiempo que se preocupa por los factores externos, está pensando en cómo debe actuar, qué decisiones debe tomar en función de los productos que su competidor está comercializando y los cambios (esto es decisivo) que ha ido haciendo dicha competencia para llevar razonablemente bien la crisis.
Cuando surge el buen liderazgo que neutraliza el miedo
Nosotros sabemos que cuando se está mirando con obsesión al competidor directo, pueden surgir miedos, es algo natural, pero no los de índole individual, sino aquellos que afectan a la organización como un todo, lo que hace que uno trabaje más duro y apele a su creatividad más que nunca. Pero especialmente, es en estos momentos de dificultades y cierta incertidumbre, en los que tiene que surgir la capacidad de liderazgo de esos directivos que evitarán que “el barco zozobre”.
No decimos que no tengan miedo, porque es humano. El gran atributo personal para los líderes efectivos, es que el miedo les impulsa a reaccionar antes de lo que lo hubiesen hecho si no lo hubieran sentido. No es un galimatías, sino la realidad de lo que significa capacidad de anticipación, característica de los buenos líderes.
Porque habrá que buscar con inteligencia y con fuerza nuestro nicho de mercado, aquel espacio, que aunque pequeño al principio de nuestra nueva acción, nos permita seguir compitiendo en los próximos meses en condiciones aceptables y no estar con el miedo de ser expulsados del mercado porque no hayamos tenido respuesta a las acciones comerciales e industriales de este competidor.
Algunos consejos útiles para neutralizar el miedo y convertirlo en un impulsor hacia el éxito
1º No dejar que el miedo se convierta en un virus que todo lo contagia.
El buen líder trabaja siempre controlando y gestionando la incertidumbre, tratando de que no se convierta en un flagelo que desmorone los sentimientos y predisposición de su gente.
2º Saber cuál es la raíz de nuestro miedo.
Un experto como Lee Colan lo explica de manera sencilla pero eficaz: “Si Ud. tiene miedo a volar puede ser un síntoma de tener una gran necesidad de control, y cuando Ud. no lo tiene, como es el caso de estar metido en un avión que es como haber dejado en tierra dicho control, le produce una fuerte ansiedad”. Pero va a más: dice que el miedo a hablar en público, que es estadísticamente el más numeroso de todos los miedos en el ambiente de las organizaciones, puede reflejar un síntoma de inseguridad.
Por eso Lee Colan dice que si Ud. puede dejar de pensar en el miedo por un instante, puede determinar si sus primeras reacciones son o la inseguridad, quizás el sentido de la pérdida, la necesidad de control o la disconformidad con el nivel de incertidumbre. Y cuando las haya identificado cuál es la raíz del miedo que le afecta, Ud. podrá conocer más íntimamente esos temores, lo que le permitirá gestionarlos mucho mejor.
3º Miedo y recompensa.
Estamos inmersos en una sociedad del miedo porque la incertidumbre de la ciudadanía que se ha visto incrementada con la crisis, también la sienten las personas dentro de las organizaciones.
Si he efectuado bien la tarea, si el equipo y el jefe me reconocen como es debido, cuál es la línea que la organización está siguiendo para afrontar el futuro, si voy a tener alguna oportunidad de desarrollo personal y profesional o tengo que limitarme a cuidar que no me echen en los próximos meses, todos ellos son argumentos que pasan por nuestra mente y nos producen miedo y ansiedad.
De ahí que el líder efectivo tenga que lograr que su gente deje fuera los miedos y entregue todo su potencial para la organización. La mejor solución es la recompensa, que asume las formas más diversas según las políticas de RRHH de cada organización, pero que una de ellas tiene que ser común a todo buen liderazgo: preparar a los empleados para que superen los miedos y saquen de dentro todo el talento que empujará al éxito a la organización.
José Luis Zunni
Coordinador académico red e-Latam, Director Edición Online ECOFIN, Miembro dela Junta Directivade Economistas Críticos, Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management dela Escuela Europeade Negocios y Coordinador del Foro de Management y Nueva Economía dela EEN. Expertoen Management y formador de directivos y profesionales en las técnicas de liderazgo.
Eduardo Rebollado Casado
Eduardo Rebollada Casado es miembro dela Junta Directivade Economistas Críticos y Consultor y analista de la realidad social, política y económica
Del coordinador académcio a nuestros lectores
Damos nuestro agradecimiento a Dan Miller porque nos ha inspirado para debatir, siendo no menos importante la opinión de nuestros seguidores que les invito una vez más, estén en la latitud que estén, a dirigirse a
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para poder ampliar y fortalecer cada vez más la red e Latam de cual tengo el honor de coordinar.