La noruega Schibsted y la alemana Axel Springer son dos ejemplos de gigantes periodísticos en pleno proceso de digitalización que se están alejando del negocio tradicional. Así, a finales de julio, Axel Springer anunció que vendía los diarios “Berliner Morgenpost” y Hamburger Abendblatt”, además de siete revistas, para convertirse en el primer grupo de comunicación digital de Europa. Por su parte, Schibsted Media Group se ha especializado en anuncios clasificados online y servicios y se especula que entre sus planes podría estar salir del mercado de los periódicos en 2017, informa “INMA”.
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, el CEO de Amazon sorprendía a todo el mundo comprando el diario “The Washington Post” para convertirse en el nuevo magnate de la prensa tradicional en plena era digital. Esta decisión generó mucha desconfianza entre sus nuevos compañeros, que consideran que esta operación puede ser un trampolín para que Bezos se posicione en la capital del mundo y afiance sus negocios personales. El último en sumarse a la aventura del papel ha sido John Henry. El dueño de varios clubs deportivos ha decidido liderar "The Boston Globe" y "New England Media Group", de "The New York Times Co.", para extender su negocio.
Lo que parece claro es que los planteamientos de los grandes empresarios a los dos lados del charco son diferentes. Schibsted acaba de deshacerse de Eesti Meedia ante una caída de la circulación de periódicos en Europa del Este del 27% entre 2008 y 2012 y las malas previsiones futuras. Tras esta operación, la compañía noruega anunció la adquisición del comparador de precios en Internet “Compricer.se”, afianzándose de esta forma en el mercado sueco. Para Schibsted, los anuncios clasificados online generaron el 25% de los ingresos totales del grupo en 2012, y con margen de crecimiento, mientras que los impresos sólo alcanzaron el 12%.
Cuando Axel Springer anunció la venta de dos periódicos y siete revistas en papel a Funke Mediengruppe, muchos pensaron que esta decisión del mayor grupo de comunicación europeo suponía el principio del fin de la prensa escrita. Su CEO, Mathias Döpfner, se apresuró a aclarar que esta operación se enmarcaba dentro de una importante reestructuración corporativa para convertirse en un grupo líder de medios digitales. Aunque la mayoría de publicaciones impresas que todavía posee el grupo aún son rentables, no son inmunes a la bajada de la circulación y la publicidad. Por lo tanto, ante la imposibilidad de experimentar un gran crecimiento en el futuro y como estrategia a largo plazo para diversificar su cartera de inversión, el grupo ha decidido vender sus títulos impresos ahora que aún pueden alcanzar un buen precio en el mercado y apostar por productos digitales que en el primer semestre de 2013 supusieron el 40% de sus ingresos. Pero curiosamente no fueron sus medios de comunicación los que le reportaron los mayores beneficios, sino webs dedicadas a la vivienda o a comparar precios.
Mientras que las compañías europeas evolucionan del papel a digital, Jeff Bezos ha realizado el camino contrario: de su negocio digital, Amazon, al rey del periodismo impreso en horas bajas, “The Washington Post”. El mundo del periodismo espera impaciente a conocer si Bezos será capaz de aplicar un modelo de negocio tan rentable como el de su compañía digital a un periódico impreso en el que no funcionan los mismos mecanismos y que presenta pérdidas desde hace siete años.
Lo que todos los directivos tienen en común es que han conseguido entender que es mejor diversificar sus negocios y copar varios sectores que, además de ofrecer un alto rendimiento, representa un menor riesgo que una inversión en un único terreno. Y si no, que le pregunten a Jeff Bezos.