El informe sobre la explosión de las audiencias móviles que “Business Insider” acaba de hacer público, revela que, en unos meses, el número de smartphones y tabletas superará al de los ordenadores tradicionales en un amplio margen.
Así, de acuerdo a este informe, además del móvil, los consumidores optan por comprar tabletas en lugar de ordenadores, cuyas ventas han caído un 13%. Si estos dispositivos son la plataforma elegida por los lectores para conectarse a Internet, las aplicaciones son la actividad a la que dedican el mayor tiempo: 93 minutos al día. Por lo tanto, sería muy acertado que los medios destinaran recursos a potenciarlas, ya que sólo en un año ha aumentado su uso un 20%.
Otra forma de atraer la atención de la audiencia es a través de las redes sociales. El usuario, de media, pasa 30 minutos diarios gestionando su cuenta y echando un vistazo a las de sus contactos, por lo que la presencia constante en Facebook o Twitter es imprescindible para los medios de comunicación que quieran atraer a más lectores hacia su página.
Los beneficios que los usuarios encuentran en este tipo de dispositivos son que tienen las mismas funcionalidades que un pc, pero con la particularidad de que la navegación por Internet puede realizarse desde cualquier lugar y en todo momento.
Estas personas son público en potencia de los medios de comunicación, aunque aún queda mucho por hacer para que las cifras de consumidores móviles y audiencia se equiparen. Las empresas periodísticas deben de ser conscientes de que la industria del móvil seguirá creciendo. Conocer los hábitos de uso de estos dispositivos por parte de los usuarios será fundamental para desarrollar contenidos destinados exclusivamente para ellos.
Algunos medios ya son conscientes de que el modelo de negocio tiene que cambiar para adaptarse a una cada vez mayor base de usuarios móviles. Pero otros aún son reticentes a seguir una política “Mobile First”, pensando que todas las plataformas son igual de importantes en estos momentos. Desprenderse de las viejas ideas del periodismo tradicional y dar el salto definitivo al mundo digital puede establecer la diferencia entre un medio de éxito y una empresa que siga sufriendo una sangría de lectores.