Una serie de empresas de nueva creación, así como compañías de la talla de Google, están trabajando intensamente en el desarrollo de este tipo de aplicaciones, tal y como recoge un artículo del New York Times. Su funcionamiento se basa en la anticipación. Y es que, gracias a la denominada computación afectiva, capaz de predecir y adelantarse a las emociones del usuario; el conocimiento de los hábitos del consumidor, facilitados por las funcionalidades del móvil (correo electrónico, calendario, geolocalización, actividad digital, etc.), y el contexto (hora, ubicación, temperatura, tráfico, etc.), dichas apps adivinan lo que necesitará el usuario antes de que lo pida y sin necesidad de que tenga que buscarlo. Recomendar una librería a visitar acorde a los gustos y preferencias, activar una alarma si hay tráfico para llegar a tiempo a una reunión, aconsejar un restaurante o incluso ofrecer el tiempo de un sitio donde se tiene previsto ir, sin que se lo indiques, son algunas de las posibilidades que ofrecen por el momento.
En definitiva este tipo de aplicaciones utilizan los datos personales y la inteligencia artificial para aprender del usuario. De ahí, que haya despertado las críticas de aquellos que sostienen que supone una nueva perdida de privacidad. En el lado contrario, se sitúan los expertos que consideran que se convertirá en la principal corriente de desarrollo de las aplicaciones.
Entre las aplicaciones de este tipo, la más destacada es Google Now, que emplea en sus algoritmos datos de las cuentas de correo, del calendario del usuario y de las búsquedas web. Mecanismos similares tienen otras aplicaciones predictivas como Osito, Donna o Grokr, Cue, reQall. Aunque de momento su funcionalidad está muy limitada, todas ellas caminan para hacer la vida más fácil a los usuarios.
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