La primera pregunta que ella formula es simple: ¿quién no quiere tener un sentido más profundo de cuál es su propósito (su fin) en la vida? Ella dice que haciéndonos determinadas preguntas cualquier persona puede descubrir cuál es su camino para que su vida laboral cobre un mejor sentido.
Dentro de todos los estudios del comportamiento emocional y cómo lo gestionamos, probablemente el principio de vivir con un sentido sea una de las herramientas más innovadoras en el aspecto emocional, que es perfectamente complementario con nuestras preocupaciones por el autocontrol, empatía, facilidad en la comunicación con los demás, etc. que estudia la inteligencia emocional.
Porque cuando miramos hacia nuestro interior, recorriendo nuestros principios y valores, ahí se encuentra el origen de muchos de los problemas a los que nos enfrenamos en nuestra vida cotidiana. Lo que aceptamos y lo que no.
Por ello, la aplicación del princpio “vivir con un sentido (propósito)” al que se refiere la Dra. Shelley Prevost, como ella bien señala, “es una de las más importantes acciones en las cuales podemos participar”. Se refiere sin duda al ejercicio mental (esfuerzo) de querer comprender y discernir cuál es ese propósito, que con frecuencia convierte en infelices a personas que parecen tenerlo todo, pero que nunca se dan por satisfechas.
No es una cuestión material, de posesión de bienes, reconocimiento y poder. NO! Porque pueden contar con todo ello y asimismo no encontrar un sentido a sus vidas. Porque como la Dra. Prevost afirma “no es un “bien” que la gran mayoría posea”.
Shelley Prevost nos sorprende afirmando que le preguntan muchas cosas acerca de la felicidad y el sentido de la vida, pero de lejos la más frecuente es: cómo puedo conocer cuál es mi propósito o fin en la vida.
Este testimonio es de un valor incalculable para comprender mejor no solamente los problemas profundos de los sentimientos de una persona, sino cuál es su capacidad de adaptación al cambio y a los ambientes organizacionales, cargados justamente de dos factores tremendamente influyentes en la conducta humana: la aceleración del cambio y lo imprevisible de éste, así como el grado de aceptación y/o rechazo al mismo.
Por ello se plantea un ejercicio (preguntas y aseveraciones) para reflexionar sobre ciertas cuestiones muy útiles para comprender este proceso interno, de por sí complejo.
1º ¿Es el trabajo que estoy haciendo excitante y/o satisfactorio?
La Dra. Prevost dice que “es evidente que no todos somos igualmente entusiastas y bulliciosos cuando estamos felices. Para algunos, la felicidad se manifiesta como un estado de satisfacción y de cierta contención de las emociones y sentimientos”. Aquello de que coloquialmente hablando se dice “se aguanta muy bien el tipo”, que si bien se aplica ante la adversidad, es válido en sentido inverso como buen controlador de sus emociones.
Los buenos líderes ni se entusiasman demasiado –aunque transmitan dicho entusiasmo al equipo como elemento motivador- ni tampoco se “asustan” ante los desafíos, que con frecuencia en crisis como las actuales, vienen cargados de muchos elementos negativos, siendo el peor de todos, la incertidumbre sobre el comportamiento de los mercados, la sociedad en general y cuál va a ser la capacidad de adaptación de su gente ante dichos elementos.
2º La Dra. Prevost afirma que “cuando Ud. está viviendo con un propósito, tienen que manifestársele alguno de estos dos sentimientos: excitación o satisfacción, todo el tiempo”.
Lógicamente, según su posición doctrinaria, los momentos de excitación, curiosidad y contención deberían exceder ampliamente en número de veces que se manifiesta en cada persona, sobre los sentimientos de depresión, decepción, frustración o desesperación.
Es notorio el paralelismo entre el control de las emociones que estudia y explica la inteligencia emocional, frente a los principios de vivir la vida con un sentido de la Dra. Prevost. Porque ella ratifica esto que decimos al afirmar que “sentir excitación y/o contención es la forma que se le manifiesta a Ud. en qué momento su mente y cuerpo están en armonía”. O sea, el control de las emociones.
La Dra. Prevost dice que algunos colegas opinan que es un estado psicológico de inmersión, de focalización o energización; una energía en la cual la persona concentrará todos sus objetivos.
Es importante revisar el mapa mental que todos poseemos, sobre cuál debe ser nuestra visión interior y cuál la exterior. Que no puede tenerse una visión clara de la realidad que nos rodea (el entorno) si no tenemos claro nuestros principios y valores de actuación.
3º Este principio que subyace en la pregunta de la Dra. Shelley Prevost, de que “para entender debidamente si su vida tiene un sentido, no se pregunte lo que hace la mayor parte del tiempo, sino cómo se siente la mayor parte del tiempo”, nos parece sustancial y va en paralelo con un artículo que escribí sobre “cómo convivir con el arrepentimiento”, ya que en este caso decíamos que en vez de tratar de comprender por qué habíamos tomado tal o cual decisión, era mejor aprender a vivir con el error u errores derivados de esas experiencias anteriores negativas.
Lo vital es saber cómo se siente uno la mayor parte del tiempo, y que prevalece por encima de lo que está haciendo. La acción de hacer queda subsumida en la acción de sentir. Emociones nuevamente, porque nuestra vida gira en torno a las emociones.
4º Se pregunta la Dra. Prevost qué es lo que en la vida aún me sigue mostrando el camino. Qué me hace sentir que voy detrás de un propósito y no de un sueño. Y comparto esa apreciación, que no por simple deja de ser profunda, de que “la vida siempre tiene una forma de mostrarnos cuál es nuestro propósito, solamente hay que escuchar con atención”.
Nuevamente el paralelismo con lo que decíamos de mirarnos hacia dentro. Porque nuestros valores y principios son unos indicadores que nos ayudan a comprender. Justamente al respecto de la visión interior, algunas personas por más esfuerzo que hagan, al querer encontrar la armonía vital, no la encuentran nunca.
5º Cuando la Dra. Shelley Prevost dice que tenemos que preguntarnos qué personas le buscan constantemente y qué tipo de actividades se le asignan a usted, debe examinar todas ellas y encontrar la amenaza común, porque sostiene que la mayoría de nosotros tenemos pocas actividades que realmente amamos hacerlas. Es demoledor su pensamiento, porque no cabe duda, que surge de cientos de consultas que recibe sobre la felicidad y poder encontrar el sentido de la vida.
6º Cada persona tiene un propósito que gira acerca de un cierto estilo de cómo se interactúa con el mundo (con los demás). Para la Dra. Shelley Prevost esto se materializa haciendo (actuando), liderando, amando y aprendiendo. Y aclara que aunque los etiqueta como estilos de trabajo, éstos en realidad representan cuatro simples maneras por las cuales podemos encontrar y comprender el sentido de nuestra vida.
Hoy la Dra Shelley Prevost refiriéndose a hacer, amar, liderar y aprender, reduce sus principios al campo de la praxeología o de la acción humana.
El sentido de la vida de la Dra. Shelley Prevost es la imagen convincente de un futuro alcanzable. El hoy está siempre aquí. El mañana no está nunca. Pero sí podemos acercarlo teniendo claro nuestro sentido en la vida.
Por tanto, debemos ser cautos y escrupulosos al planificar nuestro futuro, para descomprimir el presente. Encontrar ese sentido que nos haga esforzar por hacerlo posible en los hechos. Solamente con tener la certeza que estamos en el buen camino, nos deparará mejores dichas y felicidades, que a su vez nos permitirá abrir otras posibilidades.