El negocio de la telefonía es uno de los más florecientes del país. Para cuantificar su magnitud solo basta con recordar que Argentina es uno de los países líderes de América Latina, con una penetración de casi un aparato por habitante. Y como la gente no solo habla, sino que también utiliza el dispositivo para intercambiar o bajar datos, el tráfico de datos crece fuertemente ininterrumpidamente. Así, según datos del mercado, se estima que en el periodo que va de2011 a2016 el tráfico se multiplicará por 20.
Hasta aquí las buenas noticias. El problema, o temor, es que se pueda morir de éxito. Las telefónicas están muy preocupadas por el ancho de banda. Sus portavoces señalan que el espectro total es de 170 megahertz, de los cuales 37,5 se reservan para la estatal Arsat. El resto queda en poder de las telefónicas, con un tope de 50 megahertz para cada una. Según aseguran, es el mismo espectro que había en 1999, cuando la cantidad de móviles desde entonces se multiplicó por 15.
Para ilustrar la situación echan mano a las comparaciones. Las telefónicas subrayan que en España, para la misma cantidad de móviles, el espectro llega a 290 megahertz y en Brasil, el gobierno lo duplicó.
¿La solución? Poner en marcha la creatividad, o, para ser más exactos, recurrir a los viejos métodos de tiempos que se creían ya pasados. Así es cómo algunas compañías, entre la que sobresale Telefónica, encontraron una solución con la colocación de antenas para poder prestar el servicio. Ya van por unas ocho mil y dicen que colocarán muchas más. Todo vuelve, incluso las antenas.