La cámara profesional es más complicada de usar, enfocar es más trabajoso y no dispone de medidores de luz. Sin embargo, las fotografías realizadas con el iPhone no ponen complicaciones, ya que su manejo es mucho más libre y fácil. A pesar de estos matices, los resultados obtenidos a penas mostraban diferencias.
Como sostiene un artículo de “The verge”, cuando Bareham empezó como fotógrafo, plasmaba muchas tomas personales y tenía entre manos varios proyectos como la toma de fotografías de paisajes o las vistas desde diferentes ventanas de hoteles en los que se alojaba. Cuando usaba las películas, el problema que encontraba era el enorme gasto de procesamiento e impresión. Más tarde, con la fotografía digital la preocupación era el tiempo que llevaba retocar e imprimir las fotos. Pero en 2007 con la llegada del iPhone todo cambió.
El iPhone fue una revolución en la telefonía móvil y entre sus múltiples avances se encontraba la gran calidad de su cámara. James afirma que al probarlo sintió una enorme emoción, pero en parte se debía a una llamada de socorro. Esa nueva cámara de tan solo 2 megapíxeles eliminaba todos los problemas de calidad de las imágenes. La resolución, exposición y saturación se volvían uniformes.
El cambio de paradigma se culminó en 2008 con el lanzamiento de App Store, que aportaba gran número de aplicaciones de fotografía. Con los avances de este dispositivo de Apple las diferencias entre las fotografías tomadas por smartphones y las realizadas con cámaras digitales se volvieron menos evidentes.
Además de las mejoras ópticas, otro factor que influye en este desarrollo son los lugares en los que estamos acostumbrándonos a ver las fotografías. Pinterest, Facebook, Google+ y sobre todo Instagram han hecho que reduzcamos las imágenes y, por tanto, sea difícil adivinar si se han realizado con iPhones o cámaras réflex.
Según el fotógrafo nos encontramos en un proceso de democratización técnica de la fotografía, donde los equipos ya no definen a los profesionales, sino que son las fotografías las que lo hacen. A partir de ahora lo realmente importante es la creatividad con la que se toman y comparten las imágenes.
Es el propio público quien no está valorando los aspectos técnicos de calidad de las tomas, sino que le da más importancia al realismo cotidiano.
Bareham asegura que esta nueva revolución no ha hecho más que empezar. Los nuevos dispositivos portátiles harán que este ritmo de crecimiento continúe e incluso se dispare. Pero esto no es más que la historia repetida. Otros revolucionarios inventos también cambiaron la forma de tomar fotografías, pero no la manera de ver el mundo.
Un ejemplo de cómo las nuevas tecnologías están cambiando el escenario global es la iniciativa llevada a cabo por el “Chicago Sun-Times”, que ha despedido a todos sus fotógrafos sustituyéndolos por iPhones.