Estamos en la era digital, pero los periodistas siguen sin evolucionar. El periodismo está envejeciendo mal, encorsetado en estructuras y estilos narrativos que se han quedado obsoletos. “The Guardian” señala en un artículo que la supervivencia de las noticias de calidad exige nuevas fórmulas de escritura y cambios en la manera de informar.
Si se examina un periódico, tanto en su versión impresa como digital, la estructura es la misma que se utilizaba en los años 50, o incluso antes. Los libros de estilo de las redacciones convierten estos textos en una sucesión de párrafos rígidos, muy ordenados, llenos de citas…
La forma antigua de redacción se mantiene. La evolución es necesaria. “The Guardian” dictamina cuáles son las razones que determinan la urgencia de un cambio en el periodismo.
La primera es que el tiempo del lector es limitado. Cuando un usuario navega por la red, está expuesto a miles de contenidos, tanto profesionales como creados en las redes sociales. Además, puede estar acercándose a la información desde dispositivos muy distintos. El editor debe tener en cuenta estos elementos y ser conciso en lo que quiere contar, adaptando el contenido a cada formato. No es lo mismo leer en una pantalla de 22 pulgadas, donde se pueden abrir varias pestañas, que en un móvil que se utiliza para una consulta rápida.
La segunda razón es la confianza del lector en un medio determinado. Cuando se elige un periódico, se espera una profesionalidad asociada a la marca o a incluso algunos periodistas son una marca en sí mismos. Se presupone un trabajo previo que no necesita de informes que validen la información o citas que sólo serán necesarias si aportan una opinión relevante, no para intentar probar la legitimidad o profesionalidad del que lo escribe.
Una tercera circunstancia es la competencia interna. Los mismos periódicos animaron a sus redactores a escribir blogs, provocando así que aparecieran prácticas más modernas de escritura. El problema es que los periodistas han comenzado a dedicarse más a sus blogs que a las secciones del periódico o revista y los editores no han sabido sacar provecho de estas plataformas, considerando que no eran aprovechables para establecer paywalls en ellas.
Las revistas pueden ser el modelo a seguir, ya que siempre han estado a la vanguardia en diseño gráfico y evolución de la escritura. Los periodistas han probado en ellas un estilo narrativo más novedoso, mientras que los periódicos y sus editores se resisten a ello.
También es interesante analizar el éxito de algunos medios que están preocupándose por desarrollar un periodismo en formato digital de calidad. Es el caso de Forbes. En una entrevista, Lewis D’Vorkin, director de productos en Forbes Media, señalaba que el hecho de que “el contenido pueda ser producido por cualquier persona, hace que los consumidores deseen una mayor calidad en las informaciones. Hay que tener en cuenta que un click del ratón puede permitir al lector verificar un dato o tener otra visión”. Por lo tanto, los periodistas deben convertirse en “creadores de contenido, productores, programadores, promotores... En otras palabras, empleados capaces de hacerlo todo”.
Una revolución periodística en la era digital se ve como imprescindible. La web y los móviles necesitan una nueva forma de informar y ofrecer contenidos interesantes. Cambiar la manera de trabajar y escribir del periodista, crear noticias adaptadas a cada dispositivo y ser capaces de desarrollar diferentes tareas, saliendo del encorsetamiento de las fórmulas tradicionales, son los caminos que el periodismo digital debe seguir si no quiere que se acelere su caída.