El autor resalta que el trabajo de los periodistas en este sentido se ha vuelto infinitamente más difícil a medida que el número de fuentes de información se ha incrementado gracias a los medios digitales y sociales. Antes, dice Ingram, podíamos mirar a los medios de comunicación con la confianza de un oráculo para determinar cuál era la verdad acerca de cualquier evento. “Eso fue posible porque había muy pocas fuentes de información”, añade. Ahora, con la irrupción de los medios sociales, se ha producido lo que muchos llaman “la democratización de la distribución” y el resultado es que hay miles de versiones diferentes de una única verdad sobre cualquier noticia que se produzca.
“¿Quién determina cuál es la correcta? Cuando todo el mundo puede decir lo que quiera, ni siquiera podemos pretender que la mayoría de nosotros estemos de acuerdo en la mayoría de las afirmaciones”, indica Ingram, que añade: “El discurso más político y social se ha convertido en una sala de chat gigante donde nunca termina el debate y donde cualquier persona con un teclado y una conexión a Internet puede participar, incluidos los trolls. ¿Cómo pueden los periodistas dar sentido a todo eso?”
El autor asegura que llegar a la verdad se ha convertido en una tarea más difícil de lo que solía ser y que el periodismo tradicional no puede estar a la altura. Por eso, “las estrategias desarrolladas para contar la verdad en el siglo XX ya no funcionan”. Todo ello se ve aún más complicado por el hecho de que los recortes están haciendo que las redacciones tengan unos recursos más limitados que nunca. “En la mayoría de los casos, los anunciantes pagan para aparecer en los suplementos dominicales y no les importa mucho el contenido, sino solo una gran audiencia”, lamenta Ingram.
“La definición de verdad ya no es algo que crean los periodistas aislados, sino que surge a través del tiempo, a través de un proceso que involucra tanto a los periodistas como a la audiencia”, dice el autor, que termina su artículo con una conclusión positiva: “Llegar a la verdad puede ser mucho más complicado de lo que solía ser porque hay más piezas y más fuentes que nunca, pero al final los periodistas estarán probablemente más cerca de la verdad de lo que los guardianes de los medios de comunicación tradicionales estaban acostumbrados a proporcionar en el pasado”.