Desde 1977, una de sus canciones más emblemáticas, Darc was the night, cold was the ground, viaja a más de 22.000 millones de kilómetros de la Tierra, acompañada por el Preludio y fuga en do mayor de el Clave bien temperado de J.S. Bach y otras conocidas obras de Mozart, Beethoven, Stravinski entre otros compositores, grabadas en un disco de oro en busca de nuevos oyentes siderales a bordo de las naves espaciales Voyager, con rumbo más allá del sistema solar para comprender el universo.
Diríase entonces que Ernest Theodore Amadeus Hoffman no andaba demasiado desafinado cuando afirmaba que “La música es el verdadero lenguaje del universo”
Con los últimos avances de la física moderna, se pretende desarrollar una teoría unificada para todas las partículas y fuerzas fundamentales del universo basadas en la “teoría de supercuerdas” mediante la cual un electrón no sería una partícula elemental, sino una cuerda que “vibra” en un espacio-tiempo de más de cuatro dimensiones a una frecuencia equivalente a la longitud de onda de Plank, que equivale a lo que recorre un fotón, viajando a la velocidad de la luz durante el tiempo de Plank (que sería el tiempo menor que se puede medir en el universo)!!!
En este contexto, cabría preguntarles a nuestros desconocidos lectores: ¿Quién compone entonces, la música de las supercuerdas?