Es la principal medida que han ofrecido las firmas a Bruselas para corregir los problemas de competencia que la Comisión había detectado en sus acuerdos. En concreto, se encontraron indicios de que habían alcanzado un acuerdo ilegal para limitar la competencia en la venta de libros electrónicos y mantener los precios elevados. Bruselas cree que estos contratos permiten más control de las editoriales sobre los precios minoristas y tienen como único objetivo aumentar esos precios o, al menos, impedir su descenso.
Ahora, se deberá someter la propuesta a la opinión del resto de actores del mercado. Si se consideran suficientes, se considerarán jurídicamente y se cerrará el caso, que se prolonga desde el pasado mes de diciembre. Las compañías se comprometen ahora, además, a no restringir, limitar u obstaculizar la capacidad del minorista de fijar, modificar o reducir los precios o de ofrecer descuentos o promociones.
Damien Seaman, un autor británico consultado por el “New York Times”, aseguró que la propuesta podría abrir el naciente mercado de los libros electrónicos a escritores menos conocidos, permitiéndoles fijar el precio de sus novelas para atraer a los lectores. “Esta decisión es una noticia potencialmente enorme”, asegura Seaman, cuyo e-book ‘The Killing of Emma Gross’ fue publicado por una editorial de libros electrónicos. “Nos permitirá experimentar con descuentos y ofertas para conseguir más visibilidad con los lectores”, añade.
El “New York Times” señala que el mercado europeo de libros electrónicos, con la excepción de Gran Bretaña, está menos desarrollado que el de Estados Unidos debido principalmente a que los libros impresos en Europa tienen tipos de IVA reducidos, algo que no ocurre con los electrónicos.
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