El buen periodismo prevalecerá cuando resuelva el problema de sus fuentes de ingresos, según el estudio 'El periodista en la encrucijada' editado en la Colección Fundación Telefónica/Ariel, coordinado por la catedrática de Periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid, Mª Pilar Diezhandino y presentado en Santander durante el programa del XXVI Encuentro de las Telecomunicaciones.
Los expertos indican que si un ciudadano desea estar realmente informado, debe pagar por ello, ya que los costes de una investigación de calidad no son gratuitos: pagar un poco cada mes, de la misma forma que se paga la factura del cable o del teléfono móvil.
Es precisamente la información periodística organizada con un criterio profesional la que ofrece un valor añadido que no puede aportar en solitario ningún recurso o el exceso de información en bruto que ofrece la red.
Por otra parte, la prensa ha perdido una cuota importante de sus ingresos publicitarios que no retornará, proveniente de pequeños anunciantes y que suponía un 30% de sus ingresos. Eso se debe a que el modelo de negocio publicitario ha sufrido un desplazamiento: ahora los anunciantes no se interesan tanto por el medio en sí como por el usuario, al que siguen de cerca a través de sus secuencias de consumo y de navegación, sus tiempos de visita y las frecuencias de contacto. Y es que ya no se debe hablar de audiencias, señalan los autores, sino de públicos fragmentados e individualizados.
El estudio indica que la profesión camina hacia un periodista multimedia, capaz de adaptarse a un multiformato, de desenvolverse al mismo tiempo en varios medios y lenguajes, pues se trata de integrarse en una audiencia activa.
Hacen hincapié también los autores del libro en la confusión reinante entre periodismo y comunicación –y todo lo que rodea a ésta-: hay que diferenciar bien entre los fines del periodismo y los de la mera comunicación, puesto que no todo lo que se comunica es periodismo, aunque éste forme parte de aquélla.