En 2011 se vendieron en España 335.000 e-readers, lo que supuso un 120% más que en 2010. Entre los 495.000 dispositivos estimados en los hogares españoles y las 835.000 tabletas existe ya un mercado de casi un millón y medio de dispositivos de lectura digital en nuestro país; una cifra que prevé doblarse en 2012.
Con esta amplia base de mercado, las editoriales de libros digitales han centrado su atención sobre los hábitos de consumo de sus lectores, a saber: qué libros se leen más y de qué manera se leen; dónde se abandonan los que no se terminan; qué subrayan los lectores o qué capítulos almacenan; cuánto tiempo de media tardan los lectores en leerse los libros o qué estilo literario les gusta más. Estos datos ofrecen a los autores y editores una amplia base de información sobre la que basar sus estrategias de venta, adaptándose a los gustos de los lectores de una forma mucho más específica y clasificada.
Así, el kindle de Amazon, líder mundial en ventas de e-readers, obliga a sus usuarios a firmar una autorización para utilizar sus datos personales. Todo los movimientos que realizan los lectores, desde lo que descargar hasta lo que subrayan de un libro, es enviado a la central de Amazon, donde es analizado y almacenado.
Otras marcas como la danesa Weekbladpers Groep ha lanzado una aplicación llamada leesditboek (“lee este libro” literalmente) que no sólo proporciona información sobre los últimos títulos lanzados, sino que también cuelga capítulos “de prueba” y ofrece libros sin coste durante una semana.
Las editoriales comienzan a ver la importancia y el valor comercial que estos datos tendrán en un futuro, siendo directamente proporcional a la expansión de este mercado creciente. Timo Boezeman, editor digital de la casa editorial holandesa A.W. Bruna así lo predijo. "Cuando el interés en estos datos se incremente, este mercado se desarrollará. Pero también es posible que las empresas busquen precisamente proteger mejor los datos personales, para protegerlos del escrutinio de la competencia".