El presidente de la AJEF, Serge Marti, acusa a través de Le Monde la falta de transparencia y pluralismo, prácticas que se han extendido en el mundo económico y que traspasan a los medios de comunicación.
Este debate sobre los conflictos de interés entre los medios y sus fuentes de información se ha abierto de forma simultánea en varios puntos del globo. En EEUU, la American Economic Association (AEA) dictó en enero nuevas reglas deontológicas: todo economista americano debe precisar sus fuentes de financiación, actividades o relaciones con empresas, afín de juzgar si puede surgir en sus comentarios o análisis de carácter público un conflicto de intereses. En Francia, el Círculo de Economistas, la organización más mediatizada, ha modificado también su código ético.
Marti reivindica que esta propuesta trascienda a los medios de comunicación, ya que la transparencia es condición básica para la información del ciudadano. Encomienda por lo tanto a los medios que se vuelvan más rigurosos a la hora de legitimar a sus comentaristas expertos, “con la esperanza de que todos los órganos de información se unan y y hagan cumplir en sus redacciones esta exigencia de transparencia, en pos de la responsabilidad democrática de todos.”
En España, la APIE (Asociación de Periodistas de Información Económica), organización homóloga a la AJEF francesa, insta a la imparcialidad e independencia del periodista económico a través de su código ético.
Por su parte, la Federación de Asociaciones de Periodistas en España (FAPE ), reconoce a través de su presidenta, Elsa González, la depreciación de la labor periodística en los últimos años: “En esencia, el objetivo de nuestro oficio no ha cambiado: buscar la verdad y contarla con rigor”. “Hemos cedido en cuestiones éticas”, según el modelo erróneo marcado por las empresas de comunicación o para sobrevivir en estos tiempos de crisis “sin percatarnos de que la credibilidad es nuestra única arma de futuro y de libertad”.
González apunta a la autorregulación de los medios como la clave para frenar este círculo vicioso de dinero fácil basado en débiles cimientos éticos. Para ello, la FAPE ha creado la Comisión de Quejas y Deontología, un órgano de autocontrol ético de la profesión periodística. Su objetivo es actuar como autoridad moral dentro del gremio, favoreciendo el arbitraje, la mediación, el entendimiento y la recomendación de petición de disculpas.