Profesionales que, por poner un ejemplo, podrían volcar su habilidad en la producción de contenidos de interés para nuevos medios creados por empresas y marcas con el objetivo de llegar a sus mercados de manera directa. Para algunos periodistas puede ser duro dejar a un lado el sueño de ser la nueva figura del periodismo al estilo Woodward y Bernstein.. pero más dura es la calle.
Dichas plataformas podrían aportar informaciones propias o relacionadas con el sector de actividad de la empresa, conversaciones, promociones y, en general, cualquier propuesta que aportara valor a sus clientes consolidados o potenciales o, más allá, a la sociedad en su conjunto. Se trata de llevar algo más lejos el concepto de responsabilidad social corporativa.
Cierto es que la vocación del periodista no es trabajar para un medio dependiente de una corporación de naturaleza distinta a la empresa periodística tradicional. Pero los accionistas de los medios –muchas veces desconocidos por el gran público- son empresas de distintos sectores (vía participación directa o inversión publicitaria), bancos, grandes fortunas con diversos intereses, etc.
Además, cualquier empresa que se decidiera a emprender un proyecto así con la intención de apuntalar la reputación de su marca e influir en un público más o menos masivo debería tender a un modelo de producción de contenidos similar al de los medios tradicionales en su mejor versión. Esto implicaría la búsqueda de cierto equilibrio entre lo puramente informativo y lo comercial.
Una perspectiva que puede aportar cierto optimismo en un paisaje mediático cada vez más desértico, en el que los periodistas tratan de encontrar un lugar a la sombra en el que ejercer su profesión. A poder ser, recibiendo siquiera un poco de agua a cambio.
David Martínez Pradales
Comunicador Corporativo
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