Yendo un paso más allá, estos informadores podrían, incluso, buscar "patrocinios" para sus labor, actividad comercial que no tendría por qué poner en cuestión su independencia, ya que la inversión captada no tendría por qué estar relacionada de manera directa con su especialización informativa sino con el perfil socio-demográfico de sus lectores.
En un momento caracterizado por la excesiva influencia de los anunciantes en los contenidos informativos debido a los escasos y declinantes ingresos obtenidos en ventas directas a lectores, parece peligroso profundizar en esta relación. Pero, al fin y al cabo, es lo que llevan haciendo las empresas informativas desde sus inicios y, durante largos periodos, ha funcionado.
Este modelo de autofinanciación del periodista es habitual en los “freelance” y quizás se podría convertir en el estándar profesional. Un modelo al que profesionales de otros sectores ya han sido abocados por la explosión del uso de internet y la percepción del “todo gratis” en la red. Pensemos por un momento en los cambios que está experimentando la industria musical, muy similar en ciertos aspectos a la informativa.
La clave aquí sería la construcción, por parte del informador, de una sólida marca personal apoyada en la calidad de la información. Rentabilidad unida a prestigio profesional, protagonismo de la información de calidad ofrecida a públicos que la valoran y que protegerían al periodista de las tentaciones manipuladoras de sus mecenas.
¿Y los grupos editoriales?. Más allá de sus propuestas actuales y de especulaciones como el desarrollo de una plataforma digital común de contenidos generados por sus periodistas, parece que su oferta será cada vez más multitecnológica, ubicua e individualizada.
Sobre su rentabilidad hay más preguntas que respuestas y los intentos actuales de dar aliento al modelo de negocio tradicional se presentan como una estrategia para exprimir económicamente los últimos coletazos de inercias obsoletas. Las empresas informativas del futuro están aún por definir..e incluso puede que ya hayan surgido las que tomarán el relevo y hoy no seamos capaces de identificarlas como tales.
David Martínez Pradales
Comunicador Corporativo
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