La entrevista de Los Desayunos de TVE con el único español que ha llegado a la cúpula de Google, Bernardo Hernández, ha sido de diez. Hernández lo pone fácil, es cercano, proactivo, dice lo que piensa y piensa mucho. Una joya periodística, que siempre cuenta más. Hoy, no le ha importado contar la forma en que superó su dislexia para ayudar a otros niños en similar caso. No se olvida de ayudar a los demás aunque esté en la cumbre. Su fundación Desarrollo Sostenido beca a ingenieros noveles españoles en start-up de Silicon Valley “el año pasado se quedaron los cuatro que llevamos, este año llevaremos a ocho”.
Le preocupa la fuga de talentos españoles, y aboga por capacitar en función de la demanda. “Hay que olvidarse de formar abogados y economistas, las antiguas profesiones, para hacer ingenieros informáticos o de robótica, son imprescindibles si España quiere desarrollar proyectos como Google o Facebook, y que hablen inglés. Si no lo hablas se pierden muchas oportunidades en mesas de negociaciones internacionales. La competencia es global”. Hernández sabe de lo que habla, se fue con el título bajo el brazo a Estados Unidos para superar el inglés macarrónico hablado en España. Durante años ha predicado en el desierto con este tipo de consejos, empiezan a calar. Se habla sobre la necesidad de cambiar la mentalidad de toda la sociedad para que los niños españoles tengan una mentalidad emprendedora, tal y como sucede en Estados Unidos. Falta hacerlo.
Asegura que Google cumple la legislación en cada uno de los 30 países en los que está presente, y preserva la privacidad de quienes usan sus productos. El próximo serán las gafas para poner delante de tus ojos la información contenida en la nube. Tenemos, ordenadores, smartphones, tablets, cloud computing, “son mimbres de construcción y cuando los unamos se producirá la tercera revolución industrial. No nos imaginamos lo que está por venir”.