Samsung ha cogido lo mejor de su exitoso Galaxy Note y de su no menos exitosa tableta Galaxy Tab para hacer el Galaxy Note 10.1. Pisa sobre seguro. El Galaxy Note tiene 5,3”, un gigantesco smartphone que acaba de llegar a los dos millones de unidades en el mercado en solo cuatro meses, un rotundo éxito. Samsung prefiere decir que es una nueva categoría de terminal, aunque puede sostenerse con una mano para hablar por teléfono. Galaxy Tab ha sido otro éxito del coreano, aunque con el sambenito de ser la mejor copia del iPad.
Pues bien, Galaxy Note 10.1 se quita cualquier sambenito porque tiene cosas que no han sacado los chicos de la manzana. Una ranura para tarjeta de memoria, algo muy demandado por el público. Se puede hablar por teléfono. La herramienta S Note para combinar dibujos o notas hechas de nuestro puño y letra con contenido web, fotos y otros medios digitales, hacer una captura de pantalla y guardarlo. Y el S Pen con un amplio abanico de tipos de puntas y colores, que convertirá a este tablet en la joya de la corona. Por una parte pinta, y por la otra borra. Es una potente herramienta educativa, y el terminal más cómoda para trabajar, que desbancará al iPad en las carteras de muchos ejecutivos.
Más: videoconferencia mientras escriben comentarios. Búsquedas rápidas y arrastrar y soltar imágenes o contenidos a nuestras notas sin tener que cambiar de pantalla. Incluye edición de fotografía con Adobe Photoshop, el más famoso paquete de edición de fotografía que cuesta más de 600 euros para un PC. Android 4.0 Ice Cream Sándwich, la última versión del sistema operativo de Google, que no estaba en todas las novedades de la feria. Procesador de doble núcleo a 1,4 GHz. Conectividad HSPA+, la última tecnología instalada en las redes europeas. Cámara posterior de 3 Mpx con flash. Dos altavoces frontales con experiencia sonido dolby. No le falta nada, Samsung ha echado el resto.