Las ciberarmas se utilizan ya en países como Estados Unidos y China. En Japón, la legislación relativa a los ataques externos no ha previsto nada en relación a la utilización de estas armas informáticas. Por este motivo, el Instituto de investigación y desarrollo técnico del ministerio de Defensa japonés ha encomendado el desarrollo del virus así como el sistema de vigilancia y análisis a la empresa Fujitsu por un importe de 1,81 millones de euros.
El nuevo virus se caracteriza principalmente por su capacidad de llegar a las fuentes originales de los ciberataques. Es capaz de identificar no solamente el hogar inicial de un ataque sino también todos los ordenadores utilizados para transmitirlo. Y todavía más: puede desactivar totalmente el programa maligno y recopilar informaciones importantes relativas al ataque. Los tests desarrollados, hasta ahora en circuito cerrado, han permitido comprobar la eficacia del virus, tal como publica Yomiuri Shimbun.
El programa identifica con gran precisión el origen de los ataques ‘DoS’ (Denial of service, en inglés) y también es útil para proteger las informaciones guardadas en los equipos de destino. El ataque por denegación de servicio tiene como objetivo imposibilitar el acceso a los servicios y recursos de una organización durante un período indefinido de tiempo. Por lo general, va dirigido a los servidores de una compañía para que no puedan utilizarse ni consultarse.
En 2005, el Consejo de Ministros japonés detalló los tipos de ataques contra los que está permitido el uso del derecho de autodefensa entre los que no se incluyen los ciberataques. Por este motivo, es poco probable que las ciberarmas puedan emplearse en Japón ya que vulnera el código penal japonés que impide expresamente la producción de virus informáticos.
No obstante, ya hay voces que manifiestan un cambio de actitud en el gobierno nipón como el profesor Motohiro Tsuchiya, de la Universidad de Keio (Tokyo), miembro de una comisión gubernamental sobre política de seguridad de la información. Según Tsuchiya, Japón debe replantearse el desarrollo de armas de lucha frente a los virus informáticos mediante la redefinición legal de estas armas y siguiendo el ejemplo de otros países que ya han lanzado proyectos similares.