Los últimos días del año suelen ser el momento ideal para hacer balance de los doce meses anteriores e intentar predecir cómo serán los siguientes. En el ámbito periodístico, la Fundación Nieman de Harvard nos regala las reflexiones de 18 entendidos, que giran en torno a la importancia de la innovación tecnológica. A despecho de que la faceta puramente técnica haga olvidar otros asuntos capitales para el periodismo (como la creciente sumisión de los medios hacia los poderes fácticos o el descuido de la labor de investigación), el ímpetu modernizador parece ser la piedra de toque de todo medio que pretenda asegurarse el porvenir. En el sector de la información se constata un interés cada vez mayor por dar un barniz innovador al producto, ya sea audiovisual o escrito. En esta industria, si bien con cierto adelanto respecto a otras actividades productivas, se da también la curva de difusión de la innovación: tras unos pocos usuarios pioneros (early adopters), las ventajas tecnológicas se difunden a los primeros seguidores. De ahí, llegan a la mayoría precoz, que viene a sumar cerca del 50% del sector. De ahí a la mayoría tardía, sólo hay un paso. Los medios de comunicación españoles hace tiempo que están en la fase de mayoría tardía para lo referente a Internet, pero respecto a la web 2.0 los avances han sido mucho menores. No existe en España nada tan avanzado como la apertura de las redacciones, gracias a las redes sociales. Es posible que muchos experimentos de este calibre fracasen, pero lo realmente importante es que la asfixia financiera de los medios vuelve a fortalecer el inveterado lema expresado por Unamuno: “¡Que inventen ellos!”. No es muy motivador ver que la mayoría de los medios nacionales están atascados su edición electrónica, en la que admiten comentarios de los lectores y permiten compartir sus contenidos en las redes sociales. Semejante propuesta era buena hace dos o tres años, pero en la actualidad se muestra claramente insuficiente para generar vínculos más fuertes con los usuarios. Si algo nos enseña la economía Long Tail es que la especialización y la innovación debe ser un movimiento constante. Y es ahí donde los medios españoles muestran, una vez más, una debilidad patológica.
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