Telefónica puso en el mercado On Video, y con él dio paso a un nuevo negocio aún desconocido en 2011: transmisión de contenidos de televisión y películas a través de Internet. Poco tiempo después, se sintieron sonar bombos y platillos. Eran los que anunciaban el desembarco en el país de Netflix. Más ruido que contenidos. Y como no podía ser de otra manera, Telecom Argentina y Claro (América Móvil) se apresuraron a ocupar espacios antes que sus dos predecesores se hagan con toda la tarta. Cuevana, el portal de mayor éxito, entre otras cosas por su gratuidad, iba haciendo camino por su cuenta. Camino cada día más repleto de piedras por los flancos legales que su modelo de negocio presenta.
Las operadoras de la televisión por cable presentaron numerosos planteos a esta nueva modalidad de ver televisión. Vieron su negocio peligrar; y con razón: televisión a la carta, gratis, en el caso de Cuevana o a precios más bajos en el caso de las operadoras. Con todo, la posibilidad de ser un mismo quien arme la parrilla de programación pegó y muy fuerte entre los argentinos. Las autoridades, en tanto, mientras recibían los planteos de las cableras miraron para otro lado, u otra pantalla. Suficiente para dar el paso. Cablevisión, Supercanal, Telecentro y DirecTV, comenzaron, tímidamente un proceso de reconversión, que incluye pasar de ser proveedores de contenidos sobre una plataforma propia a actuar como redes de distribución y transporte de contenidos de terceros.
Así las cosas, el consultor Enrique Carrier destaca que “no por nada fue Cablevisión quien lanzó la primera oferta de megavelocidad de acceso a Internet para el hogar con su producto de 30 Mb. Carrier explica que esto no tiene que ver con el ancho de banda que se necesita para la transmisión de un vídeo por Internet, sino con la proliferación de dispositivos que se acceden simultáneamente a una misma conexión. “Así, reflexiona Carrier, en 2012 veremos como también las telefónicas se ponen a tiro lanzando productos, que basados en tecnología DSL, ofrecen mayores capacidades que las actuales”.
2012 asoma con muchos interrogantes para la economía argentina, sobre todo por la crisis internacional que ya se siente localmente. Para colmo, ya de por sí es un país muy caro medido en dólares, como bien señala Carrier, y si el año próximo se produce un reacomdamiento en el valor del peso, podría producir un encarecimiento de la tecnología. También, dice el analista, hay que observar el accionar del Estado, tan activo en 2011.
La posible restricción económica quizás sea suplida por un producto tan abundante en el país como la soja: la creatividad. No es, entonces, para ponerse muy nerviosos.