1.058 ciudades y pueblos estadounidenses esperan a que Google les construya una red FTTH de fibra óptica hasta el hogar a 1 Gigabit. Son los que se presentaron a la candidatura abierta por el buscador en febrero de 2010 para construirla. En la lucha por la elección, Kansas llegó a cambiar su nombre por el de Google como campaña publicitaria. El buscador no les ha comunicado “oficialmente” si les construirá o no la red, sencillamente decidió hacer una en un barrio residencial próximo a la Universidad de Stanford.
Algunos vecinos de Stanford ya han “colgado” en blogs de Internet los medidores que ratifican velocidades cercanas a los 100 Mgbs, tanto de subida como de bajada, y esperan llegar al Gigabit cuando se termine la red. La respuesta de los internautas ha sido contundente, con loas a favor del gratuito Google y furibundos ataques a los operadores de telecomunicaciones que cobran. Lo peor para los operadores de telecomunicaciones, es el temor de que Google se decida a construir una red de fibra óptica en las zonas donde le sería más rentable. ¿Es infundado?
La respuesta de los responsables de Google ha sido monocorde: “no queremos convertirnos en operadores de telecomunicaciones”. La única razón para la construcción de la red FTTH de Stanford es probar en su laboratorio los servicios que pueden nacer al calor de tamañas velocidades. La descarga rápida de contenidos es una obviedad, un largometraje apenas llega al minuto. Además, una comunidad conectada a gran velocidad puede jugar en red a un juego alojado en cloud, y ese es solo el ejemplo más sencillo. ¿Y si en la investigación se les ocurre la fórmula para rentabilizar la inversión en la red FTTH?
Los problemas
Los operadores temen que Google encuentre un modelo de negocio tan rentable como es el de dar contenidos gratis a cambio de publicidad. No es fácil. “Google tiene tanto dinero que puede permitirse extravagancias como la construcción de una red FTTH para generar innovaciones radicales. Pero es difícil extender la fibra por grandes ciudades y países, dar servicios de inteligencia de red y realizar el mantenimiento como hacen los operadores de telecomunicaciones. Cada hogar conectado por fibra óptica requiere una inversión de 1.000 euros, que tarda de 20 a 30 años en amortizarse”, explica un consultor.
Obtener los permisos de cada ayuntamiento para abrir zanjas, y los de cada comunidad de vecinos para entrar en los edificios es otro hándicap que no ha tenido Google. El grueso de las inversiones, tanto en redes de fibra como en las de cable, es realizar la obra civil requerida para que no se vean. Dos ejemplos contrarios. El beneplácito de ayuntamientos y vecinos fue determinante para lograr que Valencia fuera la primera comunidad pasada por cable. Los problemas de ONO para entrar en los edificios de Barcelona que tienen en las azoteas el distribuidor de la red de cable frenan su extensión.
Mucho más barato es hacer las redes de fibra óptica que tienen japoneses y coreanos. Quien haya estado en Tokio ha visto el enjambre de fibra óptica que cruza los cielos de las ciudades, es la solución barata. ¿Se podría seguir en Europa un modelo similar? Más. Las redes de fibra óptica realizadas en ambos países han tenido fuertes subvenciones, igual que las realizadas en los países nórdicos. La regulación es otro hándicap de los operadores de telecomunicaciones, interrogantes, restricciones y obligaciones que se traducen en pérdidas de varios ceros y la ralentización de las inversiones.
El tiempo dirá si la red de fibra óptica de Google se queda en un piloto, o si puede rentabilizar el modelo dando un servicio gratuito. El buscador sabe que si cobra el acceso de fibra a los precios que deben hacerlo los operadores de telecomunicaciones perderá las simpatías del público. Además, convertirse en un gran operador de telecomunicaciones acarrea obligaciones como, por ejemplo, dar servicio universal o pagar tasas para mantener a la televisión pública. Por otra parte, realizar una inversión tan intensiva con un retorno tan largo le impedirá agrandar su imperio de Android, donde ahora está centrado porque serán sus futuros ingresos. Su última inversión para comprar Motorola lo ratifica.
Un recuerdo, la red Wi-Fi gratuita que construyó en San Francisco, y abandonó al no poder rentabilizar. Otra supuesto amenaza para las telecos. ¿No sabe que el ABC del negocio de los operadores de telecomunicaciones es inversiones intensivas con retornos a muy largo plazo?