La incertidumbre de los mercados no es buena para la publicidad. Los responsables del grupo mediático New York Times Co. Han empeorado sus previsiones para el tercer trimestre del año, pese a que ya daban por descontada una caída del 4%. Aunque la firma ha destacado que el año pasado hubo inversiones extraordinarias, como la procedente de la campaña de BP para limpiar su imagen por el vertido en el Golfo de México, lo cierto es que la ralentización del sector inmobiliario y automovilístico en Norteamérica no han hecho mucho bien a las finanzas del grupo.
La peor parte se la llevan los periódicos en papel, que bajan sus expectativas un 10%. La versión digital del New York Times tampoco se salva y prepara un retroceso del 2-3%. Con esta situación, la caída de los ingresos publicitarios se duplica desde lo previsto en julio al 8% que ahora espera.
Aunque los ingresos subirán probablemente por el crecimiento en la tirada, esa ganancia del 4% no compensará en absoluto el capítulo de la publicidad. La responsable del periódico más emblemático del grupo y cuya cabecera le da nombre, Jill Abramson, ha declarado que espera que la disminución neta en los ingresos del grupo no afecte a la plantilla con nuevos recortes.
Los responsables del New York Times se aferran al éxito de su plataforma de pago por contenidos, puesta en marcha este año, para evitar nuevos ajustes. Los datos publicados en el segundo trimestre, los últimos publicados por ahora, apuntaban a la existencia de 224.000 suscriptores, un 12% de los cuales proceden de fuera de EE.UU. Una parte importante de esos suscriptores son lectores esponsorizados (la marca automovilística Lincoln, por ejemplo, regala el abono a sus clientes preferentes). Si a ese número añadimos los 758.000 abonados a la versión en papel (el precio incluye el acceso libre a la web) el número total de suscriptores ronda el millón de personas, lo que es un “número impresionante”, en palabras de la directora general del grupo, Janet Robinson.