Los diarios asociados a AEDE obtendrán este año un resultado operativo conjunto estimado de 14,4 millones de euros, pero en realidad serán pérdidas en torno a 20 millones por el pago de los intereses de la deuda. La caída conjunta de la difusión vuelve a marcar otro "número rojo" en torno al 8%, tras un descenso del 11,6% en año anterior. Las empresas matrices de los grupos han tenido que acudir al rescate de muchas cabeceras, hasta el punto en el que las obligaciones de los diarios respecto a sus grupos mediáticos se disparan hasta los 592 millones de euros. En resumen, otro año espantoso para los diarios, que suaviza su desplome por los recortes en gastos y en plantillas, más que por una mejora real. Una ligera mejoría en los ingresos publicitarios en los últimos meses del año que ahora termina, en parte como consecuencia de la relativa reactivación económica general, para nada invierte una tendencia arrolladora hacia el hundimiento del sector. Y las redacciones están ya bajo mínimos.
Con la presentación del mencionado informe, Luis Enríquez (Vocento) aprovechaba para dejar paso a José Luis Sainz (Prisa) al frente de la AEDE. Sainz tiene ante sí la difícil tarea de cambiar de rumbo y llevar adelante una verdadera reconversión digital de los diarios. La prensa tradicional española está muy retrasada en su transición digital en términos relativos con grupos editoriales de otros mercados como el británico o el alemán. Axel Springer, por ejemplo, ya registra una facturación digital por encima del 50% de la facturación total. Parecido es el caso del rotativo económico británico "Financial Times". La publicidad digital representó el año pasado en España el 17% de los ingresos publicitarios totales, no de la facturación total, que es el ratio más usado internacionalmente. De los ingresos de la publicidad digital en España (137 millones en 2013) , Google se lleva la parte del león. Luego, Elpais.com y Elmundo.es se llevan otro mordisco sensible, junto con 20minutos.com. Quedan menguadas migajas para todos los demás. Y los ingresos reales de los quioscos digitales, Kiosko y Más, Orbyt, son tan escasos que nadie quiere confesarlos. Ese es el trágico panorama, con unas webs que aún son meros trasuntos de las ediciones en papel y unos diarios empobrecidos, encanallados en luchas partidistas y en menudeo político de corto alcance, declaraciones "corre, ve y dile", ruedas de prensa sin preguntas, pleitesía ante los poderes fácticos, publicidades más o menos encubiertas y conservadurismo cortoplacista, en medio de un mundo en el que le tecnología desborda todas las previsiones y desestabiliza todos los negocios. ¿Cree alguien de verdad que la llamada Tasa Google (que Google jamás pagará por enlazar noticias) puede aliviar este preocupante panorama, no solo para las empresas editoras, sino también para la calidad de nuestra democracia?
Grandes planes europeos
La nueva Comisión europea está cambiando muy rápidamente el discurso proteccionista de la anterior ejecutiva. Ryan Heath, portavoz de la Agenda Digital de la Comisión desde el pasado uno de noviembre, ha dado la sorpresa al afirmar que no tiene sentido atacar a Google. "El trabajo de la Comisión es resolver fallos del mercado y reforzar las normas, no apuntar a empresas", ha dicho. "Los cambios en los derechos de autor tendrán que centrarse en maximizar el acceso a los contenidos en lugar de limitarlos".
El 4 de diciembre, Angela Merkel indicó que es preciso acelerar la Agenda Digital europea y cerrar una regulación global que permita el desarrollo de proyectos de emprendedores con medidas fiscales, impulsando las redes de nueva generación. "La industria 4.0 es la única posibilidad de que Europa se enganche a la revolución digital", dijo. Alemania está liderando un amplio programa para digitalizar la economía. Cesar Alierta, presidente de Telefónica, ha coincidido recientemente, en un acto celebrado en Zaragoza, con las tesis de la canciller alemana, advirtiendo que con la digitalización "la eficiencia aumenta de forma exponencial". Remarcó que "EEUU nos está tomando la delantera porque ha 'sofwarizado' su economía". Dijo que actualmente "las reglas de juego nos desfavorecen".
Se ha impuesto la evidencia de que no hay una sola empresa europea entre las grades de Internet y que la política defensiva de la Unión no favorece para nada su surgimiento. Hay un cambio muy significativo a este respecto. Se destaca que Europa es la única región del mundo donde la industria de las telecos no ha vuelto a crecer desde la recesión. Europa está retrasada en el despliegue de la próxima generación de redes de banda ancha móvil. Las velocidades medias de conexión de datos en EEUU son 75% más rápidas que las europeas y en el 2017 serán el doble. La Comisión estima que un aumento del 10% en la penetración de banda ancha aumenta el PIB en 1-1,5%. El marco legal actual europeo no está adecuado al mundo digital. La legislación tecnológica europea está obsoleta y fuera de sintonía con el paisaje digital. Se va a preparar una normativa de propiedad intelectual adecuada, orientada a la innovación, con un marco transfronterizo. Hay que prepararse para empresas como Uber, no con prohibiciones simples. Los gobiernos deben ayudar a comprender y preparar a los sectores implicados para profundizar el cambio, promoviendo la alfabetización digital y la consolidación del mercado de las telecos móviles. Todo un ecosistema de emprendimiento digital está por desarrollar.
Este es el contexto de futuro en el que se mueve la fallida transición digital de la prensa en España. José Luis Sainz haría bien en reorientar la naufragada estrategia de AEDE hacia el verdadero horizonte digital, que no tiene nada que ver con poner "tasas al campo", sino con impulsar e implementar acuerdos creativos, no medidas defensivas de lobby trasnochado. Francia ha estado en este punto mucho más inteligente que Alemania, creando un laboratorio de transición digital para la prensa, con un generoso patrocinio de Google.
En el panorama global, asistimos a una verdadera explosión de creatividad en los medios de comunicación de los mercados más avanzados. No existe un solo modelo económico, verdadero y duradero, para la información digital y ante esa evidencia, surgen una constelación de innovaciones de alto interés. Esa es la liebre que hay que atrapar.