En los meses transcurridos del año, la caída de la facturación publicitaria en la prensa española está siendo del 20%, tras cinco años de descenso a los infiernos. Eso significa que este año la cifra de ingresos publicitarios puede quedar incluso por debajo de los 600 millones de euros, cuando en el 2007 fue de 1.460 millones. La circulación también se está despeñando: según OJD, en mayo “El Mundo” pierde 23.000 ejemplares de venta sobre mayo de 2012 y “El País” baja 35.000 ejemplares. Esto no lo arregla ningún ERE, ningún ajuste, ningún ahorro, ninguna promoción. Simplemente, la prensa nacional no es viable. Este desastre está sucediendo con la sordina de la crisis general y los propios medios no están muy interesados en airearlo. El “pasotismo” del Gobierno tiene un cierto fundamento en que, al fin y al cabo, se van a acallar y estrangular voces incómodas y críticas. Pero es hora de hacer algo.
A la vuelta del verano, los dos principales diarios nacionales proyectan establecer sus muros de pago y potenciar sus productos digitales, pero es muy probable que esas medidas lleguen tarde y no logren revertir la delicadísima situación financiera de los medios, incluidas las emisoras de TV, que también están pilladas en la gran mutación digital. Es evidente que el sector de los medios de comunicación debería ser declarado con carácter urgente un negocio en reconversión, pero aún esto no bastaría. En Francia, los editores se han puesto de acuerdo en solicitar una tasa sobre los dispositivos móviles para ayudar al reordenamiento general del sector cultural, además de arrancar a Google unos millones para innovación. ¿Qué vamos a hacer en España? ¿Esperar con cierto regocijo cainita el derrumbe?
Los mejores expertos mundiales en la mutación digital de los medios están clamando que la revolución es más profunda y radical de lo que aparece todavía en la superficie. El ecosistema de la información y la comunicación en la sociedad digital no tiene nada que ver con la sociedad aún profundamente analógica. En España, que está muy retrasada en esta transición, no queremos ver que digitalizar los medios impresos no es la solución. La oferta digital de los principales diarios y revistas españolas son, esencialmente, un mero trasunto de sus ediciones impresas, lo que es un palmario error. La dinámica digital es transversal, interactuante, icónica, móvil, multiplataforma. Hay que rediseñar completamente las formas de presentar la información, porque una pantalla de seis pulgadas o más no tiene nada que ver con una cultura impresa. Señores editores: cambien de cultura o cierren el negocio.
Algunos datos tomados de los últimos informes, la encuesta Reuters, el report Deloitte 2013, datos ConScore, Datawatch, etc. que indican con elocuencia la senda del futuro que es ya presente:
-Un tercio de los europeos entre 25 y 34 años dicen que lo móviles inteligentes son su principal fuente de información.
-En EEUU, los usuarios de iPad gastaron el 147% más en noticias digitales en el último año. Los de tabletas, el 75% más.
-El 80% de los usuarios de tabletas ven cada vez menos la TV y escuchan menos la radio.
-Los usuarios del Reino Unido pasaron el año pasado 34 horas conectados a Internet, pero sólo 42 minutos en las webs de los periódicos.
-La inversión publicitaria global en Internet fue de 99.000 millones de dólares el año pasado y ya representa la quinta parte del total mundial.
- La publicidad impresa global se redujo a la mitad entre 2007 y 20012.
-Más de un tercio de los consumidores del Reino Unido, el 38%, compró algo en línea al menos una vez al mes el año pasado.
-Entre el 2007 y el 2017, los periódicos del Reino Unido habrán perdido el 45% de sus ingresos.
El que tenga ojos, que vea.